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a Vic
El cielo es totalmente azul en este rincón de la tierra. Inclusive el aire denso que se huele en el pueblo es despreciable comparado a este. Aquí hay quietud de muerte. No hay sonido alguno que no sea del viento susurrándome con dulzura. En las orillas del verde bosque que debo abandonar para llegar a una vieja cita con mi conciencia. El terreno a lo lejos es rojo arenoso y sin vida.
El camino parece marcado por dedos mutilados. A bajo, de la arena roja, hay restos de cuerpos. De esa vieja guerra que contaron de dos reinos que ya no existen. Ya no se ven como hombres. Son cuerpos deformes, parecen más demonios.
La arena roja sigue hacia una colina que se va trasformando en un verde bastante oscuro y a lo lejos parecía negra. El ascenso es bastante fácil. Uno diría que es todo lo contrario. Como siempre las apariencias juegan con mi juicio.
Inclusive entre restos de cadáveres los sonidos silenciosos de la guerra gritan en mi cabeza. Descomposición y gusanos llenan mi camino hacia una cima que poco a poco pierde su atractivo. ¿Peste? Tal vez hubo una alguna vez. Ahora ni el olor permanece ante la frescura de una brisa que me alienta a subir.
Hay un extraño aroma ahora que logro prestar atención. No sé que sea, aun es muy débil, y es bastante sutil. Ante mis ojos, coronando el panorama se abre ante un brillante rayo de sol... una flor. Rarísima en verdad.
Esta belleza que desconocía y que me decía a mi mismo no existía, pero existe y es que no hay palabras para poder describirla. Y podría ser insignificante, pero no lo es en absoluto. No me imagino como algo tan hermoso pudo haber sido alimentado de una catástrofe tan terrible.
Carne muerta de una sanguinaria batalla hay sido su abono. La crueldad de una historia que nadie cuenta, puesto que no ha dejado sobrevivientes que puedan llevarlo a oídos de nadie más.
Son mis ojos corrientes, y sin embargo me siento un admirador nato. Antes ninguna flor pudo cautivarme. Parecían tan ordinarias. Que en verdad estoy sorprendido. Estoy a dos pasos de terminar el recorrido a la cima, pero creo que ya llegue al final de mi búsqueda.
La miraré hasta que el final del día llegue, y la admiraré cuando el sol nuevamente me avise que es hora de volver.
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Texto agregado el 14-09-2009, y leído por 146
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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17-09-2009 |
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me quede con esa mirada final, muy lindo, saludos drarqui |
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14-09-2009 |
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La impérenme flor de la conciencia, como la flor de loto nace en el lodo.
Me encanto tu escrito*****
aimara |
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