La mercancía lacónica de mí
La caricia vieja de los tiempos
El abrazo abnegado de la escencia crepuscular
Todo aquello ha ido crepitando
Desde la oscuridad a la luz
Y la metamorfósis del verano
Me ha ido cultivando en la muerte
Ya no vivo yo
Ya no sueño yo
Soy la señal de mi ineficacia
Contraproducente a los dias
Esperpento de la humanidad
La necedad hecha persona
Nacesario era el vacío - y el fin -
Me apuñala
Abdico de mi orgullo
Y me entrego a la esperanza forjada
Al pie de una cruz
Texto agregado el 14-09-2009, y leído por 117
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
17-09-2009
Qué pesimismo, se ha preguntado qué pensará su dios? Porque yo se de otro Dios, el del amor. FaTaMoRgAnA
14-09-2009
...y la conciencia golpea en la cruz ****bueno aimara
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