Espero que los niños durmiesen, venía postergando la acción desde varios días antes, para ser más preciso desde el primer momento en que el cachorro ingresó a la casa traído por sus hijos. No discutió delante de ellos, pero ya sabía qué hacer.
Se levantó sigiloso, tratando de que su mujer no lo perciba, salió de la habitación con la ropa en sus manos, bajó la escalera, cuando llegó a la cocina se vistió, luego tomó al cachorro que dormía y se dirigió hasta el garaje.
Manejó varios kilómetros hasta llegar a una zona despoblada, salió del camino unos mil metros y freno, bajo de la camioneta tomando al cachorro que desorientado movía su rabo, lo puso debajo de su brazo, camino unos pasos y lo dejo en el piso, dio media vuelta y retornó, ni siquiera lo quiso mirar.
Cuando llegó a la camioneta maldijo, un neumático estaba pinchado, continuó con los insultos mientras sacaba los implementos para cambiarlo.
Llevaba cinco o diez minutos de tarea, faltaba poco ya, cuando escucho un ruido de hojas pisadas atrás de él, giró su cabeza y los vio, al instante alerta se puso de pie y con el fierro en la mano se apoyo contra el portón trasero de la camioneta, en principio se estudiaron, quién liberaba más adrenalina era una incógnita, lo que si era seguro que el hombre sabía que su única oportunidad era entrar al vehículo y huir, de hecho lo intentó.
Tres horas más tarde, los restos del hombre eran devorados por los más jóvenes de la jauría, mientras, a metros de la escalofriante escena, una de las nodrizas alimentaba al nuevo miembro de la prole...
Ness 3/07/09
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