el otro dia, no hace mucho,
fui a mi pasado instituto,
aquel sitio en el que habia estado gran parte de mi juventud, aquel sitio donde comparti amistades, conoci a los que ahora son mis amigos, y en los que se han ido.
aquel instituto donde experimente mis primeros amores, mis clases, mis estudios, recordaba cuanto deseaba terminar todos esos años para crecer, cumplir 18 y hacer cualquier cosa, solo irme.
lo que no sabia, era lo rápido que pasa el tiempo,
lo rápido y veloz que puede pasar una época tan inocente y primeriza. y lo rápido que se me parecio, tanto, que en una pequeña parte de mi hubiera deseado seguir alli, seguir estudiando, pero hize caso a mi capricho de salirme y hacer mi propio camino, decidi no seguir estudiando.
ahora que visité nuevamente aquel sitio llamado instituto, mi corazón se agrando, no sentí tristeza, sino mas bien melancolia, algo que experimentas cuando vas creciendo y te das cuenta de las cosas tan importantes y alocadas que has hecho a lo largo de tu vida.
aquellos profesores, aquellos que nos regañaban cuando no nos sabiamos una lección o no habiamos hecho los ejercicicios. ahora entiendo que lo hacian por nuestro bien. es curioso, pero cuando pasa el tiempo te das cuenta de aquellas en las que no entendias.
los amigos, aquellos que conoci, entraron en mi vida y salieron de ella, aquellos que hacian novillos para salirse de clase y refunfuñar hacia otra clase. aquellos que se enfadaban pero luego te perdonaban en el recreo. aquellos con los que peleabas pero luego te dabas cuenta que no podias vivir sin ellos, los que las horas se me pasaban rápido y solo pensaba en divertirme con ellos.
aquellos compañeros de clase, los que iban a su bola, los inteligentes, los que eran menos apreciados por otros, aquellos que solo querian llamar la atención, todos ellos, me pregunto donde estarán, que serán de ellos, que pasó con el tiempo.
me tragué las lágrimas que en ese momento habia sentido, mi pasado, mis rincones donde solia esconderme o hablar, el espacioso bosque que pertenecia a tal sitio y en donde era nuestro rincón en el recreo, donde desayunabamos, hablabamos y compartiamos risas y penas.
nuestras ideas, nuestros proyectos de futuro, nuestros sueños, todo se fue con el tiempo, con los años, cinco años que han pasado corriendo y en donde yo fui infeliz y feliz al mismo tiempo donde odiaba estudiar. ahora, miro hacia alli, hacia mi antiguo instituto, y comprendo que la juventud es tan efimera que una vez que cierras los ojos y los vuelves a abrir ya habrás pasado gran parte de tu vida. |