Era navidad... Había paz y una noche con estrellas que ni el mismo cielo podía creer.
Ja – ja – ja - ja, sonó una carcajada... El cielo se puso su traje gris y a lo lejos el año nuevo se acercaba con su maleta llena de cosas nuevas para compartir.
- ¿Quién se rió? – dijo la luna.
- ¡Yo fui!
- ¿Quién? – dijeron las estrellas.
- Yo – dijo el viento – les traigo una noticia. La muerte está muriendo. La madre infinita me dijo que los invitara al entierro.
¡Ayyyyyy! – decía – si la hubiera cuidado más y ella no fuera aceptado ese trabajo de la muerte quizás ahora estuviera bien.
Ja – ja – ja – ja – ja... sonó una risa demasiado escalofriante.
Yo no puedo morir – dijo el espíritu de la muerte – Así soy yo un espíritu inmortal.
Como la gente no le creía, la muerte se enfermó de pura tristeza y no sobrevivió.
Todos lloraron con triste llanto.
El primero del año nuevo había una luz que se llevaba a todas las almas al cielo, incluyendo a la muerte.
La gente empezó a morir en un cerrar y abrir de ojos.
Era el fin, el fin del universo mismo.
Texto agregado el 12-09-2009, y leído por 142
visitantes. (2 votos)