Cómo no notar lo distinto de cada día, mirar a la gente hoy se ha vuelto una inquietud y quién sabe si es por el nuevo balcón que hemos descubierto que podíamos subir a hurtadillas. Las luces de la ciudad, los vehículos pasando con su frecuencia irregular pero constante, apresurados y maquinizados, completamente ajenos a la brisa y la temperatura, a sus propios latidos y a los sonidos detrás de las bocinas…
La paz de un día como éste sobrepasa momentos tranquilos, se comparte, se siente, se respira y se actúa entre nosotros.
Cómo no notar que el clima no es el mismo, que las nubes son distintas, que la gente siempre hace cosas diferentes... ¿cómo aburrirse, si todo está en constante movimiento?
Los rostros, los pasos, los silbidos, el movimiento allá abajo, la contemplación acá arriba… ha sido un día bello, de principio a fin, y continúa…
Cuando creí que ya no podría ser mejor, vuelvo a escuchar latir tu corazón... y aquí me quedo sin palabras... |