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Archivo General
Persona : Evarist Galois
Vida: segunda
Tipo de Memorias: Recopiladas

Archivo 1: Galois - Ecuación de Primer Grado

En el sur hay una guerra. En el sur se blanden espadas y se atraviesa el corazón de los mounstros con pistolas y cañones. Pero aquí, al norte, hay otra guerra, una que me interesa más, si he escogido seguir a alguien de esta zona es porque creo que tienen más posibilidad de ganar. Cuando una persona toma una espada o una pistola sabe que va a matar a un mounstro, pero cuando toman un libro, una pluma, cuando conversan con argumentos y razones, saben que están luchando contra la transformación, contra la otra mente que vive en su mente. Por eso, cuando me encomendaron escoger a un humano inmediatamente me decidí por este niño. Solo me queda seguirlo hasta que esté listo.

La primera vez que lo vi fue mucho antes de la véngala roja, cuando el cielo aun era azul y gris. Iba de la mano de su madre que lo llevaba a lo que llaman escuela. Un refugio donde los humanos que quedan se juntan y luchan para mantenerse humanos. Entre más piensan, entre más se acerca su mente al raciocinio más humanos se sienten, creen que están a punto de descubrir que los hace humanos. En fin, Evarist iba de la mano de su madre, caminando resguardados entre las rejas electrificadas dentro de la zona segura, podía ver los mounstros que estaban afuera, esperando hambrientos a que les arrojaran algo de comer. El niño se asustó y se abrazó de las piernas de su madre, la mujer solo le arrojo una mirada fría y siguió caminando. Así viven en el norte, aun ahora son prisioneros de sus propios refugios.

Cuando llegaron frente a la puerta de la institución. La madre tomo al niño de apenas doce años de los hombros y le dijo rudamente.

-Escúchame, ya te he guiado hasta donde yo puedo, aquí estarás lo más seguro posible.
- ¿Y Papá? ¿Y Alfred?
- Tu hermano y tu padre deben cuidarse de ellos mismos, ahora sólo te debes preocupar por ti.
- ¿Por qué solo yo vengo a la escuela? Alfred también podría venir – gimio el pequeño angustiado-
- Tú tienes más futuro que tu hermano, tú puedes apostar a una vida en ese cuerpo, Evarist, yo lo sé, para ti esto es lo mejor.
- Pero – gimio con más fuerza el niño-
- No tolero berrinches y lo sabes – cayó la enorme mujer severamente- soy tu madre y sé lo que hago.

La madre se levanto soltando al niño, se dio la vuelta sin derramar una sola lagrima y se fue mientras las enormes puertas de la institución se abrían. Así era ella, después de todo en ese entonces ella dirigía la rebelión del norte. Dejó a su hijo en el Liceo para poder cuidar de todos los demás, noble o cruel, no recuerdo cuál es el calificativo que usan los humanos.

Dentro de la institución había vigías en las torres que apuntaban, cual francotiradores, a los mounstros detrás de las rejas que no dejaban de aullar. Evarist no termino de ver a su madre alejarse, caminó despacio hasta entrar. Las enormes puertas de metal se cerraron detrás de él, no las vería abrirse pronto. No era complicado, era la forma de resolver un problema, caminar hacia el lado contrario, sabiendo que dejaba una vida atrás y que ahora iniciaría otra, seguiría siendo el mismo, pero con diferente significado.

Al entrar encontró a decenas de niños formados en hileras perfectas en un patio enorme. Alrededor del patio había tres bloques de edificios grises con torres alrededor donde se veían más hombres con escopetas, cuidándolos, vigilándolos. Unos soldados lo revisaron, observaron sus pies, manos, orejas y cantidad de pelo en el cuerpo, después de cerciorarse de su nivel de humanidad guiaron al niño a su lugar en la deprimente fila. Un hombre de traje, bien peinado, arreglado y perfumado avanzó hasta el frente de todos los niños, los vio con superioridad y empezó.

-Niños, frente a ustedes esta su futuro. En la Licee Louis-le Grand, vivimos luchando día a día por ser más consientes. Esa es la única forma de luchar contra los Morloks. Cuando uno pierde su mente, cuando un humano deja de pensar, deja de ser humano y empieza a transformarse. Por eso deben educarse, para mantener su naturaleza. Y se los diré aquí y ahora, a la mínima sospecha de pereza, ante el más pequeño cambio en su cuerpo, los arrojaremos detrás de la reja donde los Morloks los devoraran; por eso los mounstros aguardan detrás de nuestros muros, porque saben que más de uno de ustedes fracasara.

Tan solo eso y Evarist ya sentía que lo odiaba.

-Así, solo me queda darles un consejo que los acompañara a lo largo de su vida, dependiendo de qué tan larga quieren que sea: Humanos, ¡piensen!, solo así seguirán siendo lo que son.

A mí me parecía más una orden que un consejo, pero igual le serviría a cualquiera que realmente quisiera sobrevivir.

Después de eso pasaron una carretilla de libros entre las filas de los niños, cada quien escogió uno, para su tiempo libre, desperdiciar el tiempo no era algo que se les permitiera.

Condujeron a todos a al edificio más alto, al costado izquierdo del patio, a las habitaciones. Les dieron cuartos pequeños, de tres en tres, con apenas tres camas y una ventana que daba la luz suficiente para leer.

Evarist llego con un libro de poesía debajo del brazo, desde la puerta observo a sus compañeros. Había un niño de piel blanca y cabello rubio y rizado tirado de panza sobre la cama de la derecha leyendo un libro de pasta azul; el otro niño estaba sentado en el filo de la cama de en medio, justo debajo de la ventana, esforzándose por que la luz llegará lo mejor posible a las páginas de su libro repleto de números, él era más bien delgado, de semblante triste, pálido y con el cabello lacio. Evarist se sentó en la cama que sobraba y sin dirigirle palabra alguna a sus compañeros se puso a leer el libro de poemas que había escogido.

“Las flores del mal” ¬- leyó en voz baja- el autor estaba tachado. Siempre hacían lo mismo, tachaban el nombre de los autores, detestaban no conocerlos, detestaban no saber quién era la persona que lo había escrito. En esa era odiaban con toda su alma recordar que hubo otra, de la que lo único que quedo fueron los libros.

Texto agregado el 11-09-2009, y leído por 111 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
28-10-2009 Interesante visión futurista. ¿o ya está sucediendo?...Leeré con interés la próxima entrega.*****Afectuosos saludos. sagitarion
12-09-2009 Buen cuento y a la vez metafora de como nos vamos transformando y dejando de ser humanos. Me gustó mucho. janusmoon
 
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