A la hora que sea llorando tu ausencia en un rincón de la pieza, porque la voluntad no basta para estar cerca de ti, todas las puertas se hacen difíciles de abrir sin la llave correcta que ha abierto todas las puertas de este mundo.
Trabaja mi amor, desángrate en las industrias grises del capitalismo, córtate el pelo, aféitale el rostro lúmino de autenticidad, gasta tus horas lejos de mí para dormir a mi lado.
Ándate temprano de esta cama para invitarme al cine, sométete a la voluntad globalitarista que te exige ser lo que no eres. Aprende el silencio, recuerda el automatismo del cotidiano servir. No tengo otra salida para esta vida juntos, no tengo nada que ofrecer más que la humillación y el refugio nocturno a los llantos de la esclavitud disfrazada.
Cómo no querer matarnos para librarnos de todo, cómo no querer sacrificar los momentos únicos a cambio de evitar el sufrimiento que veo en tus ojos frente a las vitrinas, cómo no querer cerrarnos los ojos al unísono cada vez que veo las casas vacías que podríamos habitar.
Las mentiras se suceden en los medios, como si todo estuviera a nuestro alcance, y estiramos los brazos esperando palpar algo del futuro lejano… dejar de ser quienes somos para estar mas cerca.

A pocos metros de nosotros, los espacios deshabitados sucediéndose, yo te llevo de la mano y no tengo las llaves de nada, no hay refugios para nuestro amor, no hay habitaciones que escondan nuestro calor… no tengo regalos esta noche, solo las penas me llenan… el amor se me hace político cuando se coarta el espacio necesario, el amor se me revoluciona si se reprimen los deseos… cuando lo privado es problema de todos, cuando el amar queda en la palabra ansiosa de un futuro incierto… injusticias son tantas cosas… no tener certidumbres ni seguridades podría ser una de ellas… dormir en una cama imaginaria que se desplegará tal vez mañana, regar jardines inciertos, pintar paredes de sueños no realizados, buscar llaves que compren la felicidad.