Ahora que no puedes verme
recorro tu piel sudorosa,
dormida, casada, tranquila,
en otro mundo privado
al que vas después de mis besos,
en otro planeta olvidado
al que vuelas después del momento.
Ahora que no puedes verme
vigilo tus manos cerradas,
tus uñas que llevan la piel
de mi espalda rasgada,
tus dedos que aún guardan los restos
de las caricias ayer entregadas,
ocultas, agazapadas,
dueñas de toda la cama.
Ahora que no puedes verme
me fumo tu aliento de incienso,
me marea el aroma,
el vaho de tu pecho,
camino en el extasis
que emanan tus sueños,
quizá es más que eso,
quizá es un recuerdo.
Ahora que no puedes verme
me escapo a tus piernas
y sin siquiera tocarte, te muerdo,
bebo tu sangre, me embriago de restos
cual vampiro te hechizo,
te vuelvo extensión de mi cuerpo,
de lejos anhelo tus noches
y las vuelvo un eterno deseo.
Carlos Dragonné. 27.Febrero.2004 |