Este cuento me valió los lauros del primer premio del Cuarto certamen CESIDUL.
Lo escribí pensando en las particularidades de cada personaje, si son así como las he percibido a lo largo de estos años.
Si hay exageraciones e ironías, son a los efectos de darle humor a la cosa. Pido disculpas.
La escena transcurre en el salón principal del Hyatt Mendoza, con motivo de realizarse el Primer Salón Nacional de Cuenteros. Pasadas las acreditaciones, exposiciones, lecturas y entrega de premios, la concurrencia se dedica a las degustaciones y nuestro grupo fetiche, elige el rincón más cercano a la salida de la cocina y sienta sus reales para compartir la pantagruélica “vernisage”.
Cesar-Quien es la bestia de minifalda que entró? - Dice casi gritando, mientras se repatinga en el sofá de cuero blanco y pone los pies en el apoya brazos.
Dulce -“Enamorada_de_las_páginas_doradas”, que además es “exootica”, “garganta_profunda” y “negranieves”.
Abulorio - Clones?
Cesar - (Llevándose a la boca una ciruela rellena de roquefort) -No, si son los seudónimos con los que publica en Alfaguara.
Abu - ¿Las cirugías se las paga con lo que gana en cuenteros? - Dice el anfitrión, saliendo de debajo de la mesa porque una de las patas está más corta y le puso una tapita de gaseosa para corregirla.
Dulce - No, parece que regentea un hotelucho en Río Gallegos, pero me comentó Mcrist que en realidad es una gerenta de una multinacional que quiere pasar desapercibida.
La_aguja - (Dejando la servilletita en la mesa y agarrando la copa de vino) -Parece que no le va nada mal con el hotelucho o con la gerencia de la multinacional.
Abu - Ni con las cirugías. Lo que me impresiona es que tiene las tetas más arriba de las clavículas. ¿Será normal?
Cesar - Hay que probar
Entra Silvimar con una bandeja de sanguchitos que secuestró de la mesa de los chilenos o que le quitó a un mozo que pasaba.
Silvi (Dejando la bandeja en la mesa) - Chicos!!! A que no saben quién es vestal_insaciable”?
Todos - No!!! Quién es?- preguntan al unísono, apurándose con las minibrochettes de cerdo y verduras.
Silvi -“poetadelospetardos”… juaaaaaa…y además es varón!! O sea que “mucho_pene” se va a tener que guardar los poemas eróticos que le dedicó, en donde no les dé el sol.
Todos - Juaaaaaa…. (Risa general, varias copas que se entrechocan por el hallazgo y varios sanguchitos que se van a los estómagos)
Dulce -Y quien es el señor buenmozo de la punta del salón? -Pregunta nuestra hada misteriosa, mientras empina una finísima copita de oporto que le trajo un mozo jóven que resulta ser el cuentero “macho_tierno” y que no tiene más de 20 años.
Silvi - El del saco de pana azul marino?
Cesar - No, el que tiene la mano en el traste de la del pelo platinado y calzas turquesa y que mira para arriba a ver si llueve.
Abu - Juaaaaaaaaaa!!!
La_aguja - Qué ordinarios!! Parece un señor bastante interesante, que les parece si vamos y le preguntamos cuál es su Nick y qué tipo de escritos tiene?
Silvi - No se gasten, se llama “marlonbrando”, pero por cómo escribe, parece Minguito Tinguitela.
Dulce - No importa, las canas me pueden…jijiji
Cesar - Las masitas también, tenéles compasión.
Dulce – Cesar! En los certámenes “cesidul” te haces el fino y acá eres peor que “queoso” y “ulpiano_carpe” juntos.
De repente, todos quedan paralizados cuando por delante de la mesa, pasa corriendo Nanajua y detrás un jovenzuelo con dos copas de champán en la mano izquierda y un poema manuscrito en la otra.
Nanajua - Chau chicos!!! Ji ji ji…
El grupo suspende las libaciones y se mira atónito. Aguja, procurando salvar a la cuentera del escándalo, trae a todos a la realidad con un comentario intrascendente:
La_aguja-Pero, quien hizo las tarjetas de invitación? Mirá que redacción pedorra y sin conjunciones adversativas!
Nadie escucha a Aguja y Nanajua desaparece con el jovenzuelo detrás las cortinas del salón del Hotel, no sin antes llevarse una botella de Chandon recién abierta y obligar a Shosha a dar explicaciones en la mesa de los ecuatorianos.
Silvi - Qué lindo, cómo se divierte la gente en estas reuniones.
Abu - Sí, y que rápido se entablan relaciones.
Sindari -Yo creo que es importante que el grupo de cuenteros se refuerce socialmente - Dice sin levantar la vista de la pantalla de su note book; mientras Magarosa le desenreda el cable de la batería que inexorablemente arrastra una copa de vino hacia el borde de la mesa.
Magarosa - No te parece que podrías terminar tu nota para el Washington Post, después de la fiesta?
Sindari - No, si esta es la que tengo que terminar para el “Vigía de Entre Ríos”, así me garpan de una vez y nos podemos volver a casa.
Magarosa - Si no te hubieras comprado esas 6 cajas de vino, no tendrías que estar trabajando. Sos impresentable! Y además, decime en serio. (En vos baja para que no escuchen los otros) No fue un pelotudez aceptarle a Abulorio venirnos a este encuentro en Mendoza?
Sindari -La verdad que sí, pero no digás nada porque viene rompiendo con juntarnos aquí desde el 2008. Además el Malbec está impresionante.
Llegando desde las terrazas que dan sobre Plaza Independencia, adornada con un gorrito de papel y morada de frío, Nefftali se sienta a la mesa.
Neff - No salgan a la terraza que Juanday está explicando de qué se trata el existencialismo, mientras se pelea con un mozo porque no le quiere servir más champán.
Silvi - Por lo menos vino, es peleador pero al final se prende a las reuniones
Cesar - ¿Quién más tendría que venir?
Abu - Parece que el Airbus que llegaba de México tuvo problemitas con no sé qué conductos, pero seguro que no es nada serio.
Dulce – Abu ! No seas malo y envidioso.
Abu - En serio ! Como podría mentirte?...Jejeje
Cesar - Espero que lleguen antes de la sorpresa
Dulce - Sorpresa?
Cesar - Los organizadores tienen una sorpresa de “los grandes moderadores”. Parece que se enteraron de nuestro salón nacional y decidieron venir para la gala.
Súbitamente las luces se atenúan y las charlas se acallan. El rincón de cuenteros junto a la salida de la cocina, no es ajeno a la sorpresa
Todos dan un paso atrás en sus lugares, el portal de entrada al salón se entreabre y una luz fría preanuncia la llegada. Los cuenteros se miran entre sí, anhelantes, temerosos y expectantes.
El hechizo dura un segundo y se hace añicos sobre el piso del salón.
Disfrazados como Minerva McGonagall y Albus Dumbledore, pero sin los poderes, la gracia de los personajes ni el talento de los intérpretes; entran montados en escobas de utilería y enredándose con la capas, Santacannabis y Gik.
La concurrencia prorrumpe en risas y el salón del Hyatt, entonces sí, parece el refectorio de la escuela de Hogwart.
Harry Potter ha faltado, pero los cuenteros tienen una anécdota más que contar
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