Creciendo en tus contornos soy pequeña.
En mis manos eres tenuemente libre,
inquebrantablemente sublime.
Soy tu Demiurgo.
Eres parte de mí, de mi vientre, de mi carne.
Eres mi hazaña.
Al mirarte contemplo la obra. La mía. La tuya. La de ambos.
Cuán cercano y seguro suena “Mi señora” en tus labios.
Abandonado, entregado al designio de mis dedos,
me encumbras, y sin embargo, a tu sombra soy pequeña.
Texto agregado el 06-09-2009, y leído por 119
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