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Quien dice que no que da nada
Ella me dijo que lo tomara como un juego,
que no me mortificara, que no había pasado nada.
Soltó mi mano y tomó su camino.
La nostalgia invadió mi cuerpo, las tardes y las noches se hicieron mas largas, el vino no quitaba el dolor de mi pecho, pero si podía borrarla de mi pensamiento.
Dormía en el piso o en cualquier otro lugar, por que la cama parecía de hielo, y ella dice que no queda nada, nada por lo que tenga que estar sufriendo, absolutamente nada.
Serré mis ojos y el tiempo recorrió mi espalda, las paredes o los árboles eran mi apoyo para levantarme, para que yo siguiera mi desgraciada jornada.
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Texto agregado el 04-06-2004, y leído por 170
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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16-06-2004 |
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Oyes, le dije a Cadiz que haber cuando salimos de nuevo y compartimos Cuentos con cuenteros, como dice Rodrigo. tomandonos unas copaz la inspiracion se anima. A ver que dice y a ver a que var vamos a parar ahora:
ojosdelcielo |
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16-06-2004 |
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Como te habia dicho mi querido amigo, la forma en que narras me parece original, en tu narracion leva impresa la situacion que deseas abordar y la haces de manera unica, pausada, misteriosa. si nos dedicaramos tanto tu, como yo a tomar en serio el hecho de escribir, y nos esforzaramos en mantener esa constancia que a veces desaparece, tengo por seguro que algun dia podriamos ser unos verdaderos escritores. Un saludo: ojosdelcielo |
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11-06-2004 |
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En un final, en una despedida, queda todo. Queda el vacío conciente del que se fué, queda la invisible presencia constante y dolorosa, quedan las rutinas y las palabras en el silencio, queda la voz que no se escucha, quedan los aromas, queda la soledad, queda el dolor de la ausencia, todo queda, aztec, nada se va , solo la presencia física es la que abre la puerta y desaparece. Hermosa narración en prosa poética ... y los árboles eran mi apoyo para levantarme, para que yo siguiera mi desgraciada jornada ... así es , aztec, cada día que amanece, cada día que se va en la insufrible rutina del día que hay que afrontar con dolor, con desesperación y el angustioso sentimiento de abandono. Es hermosa tu narración, y tan real que al leerla, sentí que yo en algún capítulo de mi vida, sentí, viví y lloré lo que tú describes. Mis estrellas en tu corazón y en tu nostalgia. Ignacia |
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09-06-2004 |
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ups! que tristeza mas grande ¿será posible?, em gustaría saber si cerrar los ojos valió la pena si no a cambiar de estrategia y a abrirlos bien grandes, a lo mejor encuentras algo que te haga volver a reir anemona |
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