Sucedió mientras regresaba con la pesada carga encima. Había recorrido aproximadamente dos metros para recogerla, cosa que le tomó unos cuantos minutos porque era muy pesada y volvió por el mismo camino que había transitado para la ida.
Esos dos metros representaban una gran distancia, pero ella no pensaba en eso porque era una obrera, tenía una función específica que cumplir y ya. No miraba hacia atrás y mucho menos arriba, lo suyo era cargar y mirar al frente, por eso no pudo anticipar lo que sucedería esa tardecita en el patio de la casa cuando comenzó la lluvia blanca. El primer impacto lo recibió una compañera que iba adelante, pero eso no la detuvo, se desvió un poco de la ruta y continuó avanzando hasta que otra masa viscosa cayó sobre su cuerpo y a causa del peso casi no pudo moverse. La carga que transportaba fue a parar a un costado por la fuerza del golpe y ella quedó atrapada en medio de esa especie de ciénaga pegajosa que la envolvió sin permitirle avanzar. Al ser mas liviana que la masa informe que la cubría intentó escalarla pero se resbalaba y volvía a quedar atrapada en ese fango espumoso, su cuerpo se humedecía y también comenzaba a asfixiarse debido a que era un ser terrestre y no estaba hecha para sobrevivir en un medio liquido y espeso como ese. Comenzaba a agotarse, sus movimientos era cada vez mas lentos, hasta el ultimo instante intentó escapar de la trampa que le habían tendido desde las alturas pero no lo logró, y lentamente se fue quedando quieta e inmóvil hasta que su vida se extinguió en medio de ese meteorito de saliva que salió despedido de la boca de un niño aburrido que descubrió, en el patio de su casa, el camino que conducía hasta el hormiguero.
FIN