Señor bendíceme con el olvido,
que no cause en mi más dolor su recuerdo
sáciame de paz, como los domingos en otoño,
como si yo estuviera muerto.

Pues no me falto amor para darle,
pero me faltan fuerzas para seguir
y ahora me hablan los árboles
vociferándome el triste momento en que la perdí.

Como se esfumo al igual que el viento
igual que el agua cuando se evapora,
y son cosas que no se pueden retener,
igual que el llanto que mi corazón desborda.


Por eso señor te ruego dame la paz
tu que eres divino
de poder recordarla y sonreír
o de que se quede estancada
para siempre en el olvido
para ver el mundo en el que vivo
y sin ella, poder vivir.