Llegan a mi respiración, vestidos de sombras los recuerdos de los sentimientos abandonados a cielo abierto. Esos colores de la vida encerrados en negación golpean fuerte sobre esta cabeza dejando sin piso la risa que quiere escapar de prisión. Solamente el silencio y mis manos abandonadas son testigos de una derrota que me deja sin aliento.
Texto agregado el 03-09-2009, y leído por 920 visitantes. (3 votos)