A día de hoy y rodeado de exámenes me decido a informarte de algo que ya conoces. Cuándo la respuesta del test que has hecho es correcta, ¿qué consigues? Generalmente existen muchos juegos en televisión, radio o incluso en la calle, en los cuales debes acertar la palabra oculta, o el problema matemático, y al resolver la incógnita ganas miles de preciados Euros. Pero, en un examen, ¿dónde está el dinero? De hecho, pagas por hacerlo. Y entonces ¿qué ganas? Yo sé la respuesta: una calificación.
Esta respuesta no parece en absoluto descabellada hasta que te pones en la piel del profesor, del profesional de la educación, del maestro, que te dice: “Lo que has ganado fueron unos conocimientos que en ningún otro lugar adquirirás. Después aparecerá en el pack el aprobado”.
¿Hasta qué punto es respetable esta respuesta? Bien, analicémosla. El maestro habla de “conocimientos adquiridos”... conocimientos adquiridos... conocimientos adquiridos... Espero que se te haya quedado bien en la cabeza eso. Vamos a dejar esas dos palabras y sigamos. Estos “conocimientos” no los adquirirás en ningún otro lugar. Bien, obviamente si estás estudiando algo específico que no sacan por la televisión pues probablemente te cueste encontrar otro lugar dónde te lo enseñen, pero señores profesionales de la educación: no son únicos ni los mejores. Seguramente a menos de 100 km. de ustedes haya otros docentes con sus facultades, e incluso mejoradas. Por este motivo no deben hablar de la inexistencia de otro lugar dónde aprender, porque por suerte, esos lugares sobran.
A continuación se habla de que en el pack de los conocimientos ya va incluido el aprobado. Eso es mentira. Un ejemplo sencillo. Existen muchas personas que estudian una carrera universitaria y que sólo les queda una asignatura por aprobar, pero como el docente no considere que el alumno sea suficiente maduro pues no le aprueba. Sí, en efecto has leído bien, “no es suficiente maduro”. ¿En qué se basa un profesor para afirmar tal atrocidad? ¿En qué grado de madurez debe estar una persona para tener una carrera? ¿Qué grado de madurez tiene ese profesional? Yo a esto le llamo “juzgar lo que no nos incumbe”. Como ves soy tan ignorante que no soy capaz de ponerle un nombre más técnico a esto, sin embargo mi madurez me hace escribir esto: entonces, ¿por qué sigo suspendiendo lengua española? Creo que aquí falla algo.
Para aprobar una asignatura, además de saber responder correctamente a la mayoría de las preguntas, debes tener otras características ajenas a la asignatura. Cuidado, para los profesores que lean esto y se ofendan: generalizo, pero no creo que todos sean así, así que cuando te acuestes, concilia el sueño tranquilamente y sigue viviendo en tu mundo; puede que siempre hayas sabido valorar la educación y puede que no, pero no está en mi mano que lo descubras. Bien, esas características de las que hablo se refieren a varias cosas: el físico, tus actos en el primer día de clase, tu espontaneidad, tu excentricidad, tu don de gentes, etc. ¿Si cumples unos requisitos de esta índole eres alguien lo suficientemente maduro como para aprobar? ¿Quién marca el límite en esto? ¿Quién decide cuándo está bien o está mal? No creo que cada profesor lo haga a su juicio porque entonces no existiría el alumno perfecto para todos, ¿no? Pues sí, cada uno decide lo que quiere ver, y nosotros tenemos que convertirnos en actores cada mañana representando a personas desconocidas para nosotros que cada profesor quiere conocer. ¿Soy el único que cree que esto se debería corregir? La decisión, como siempre, la dejo en tu mano.
Bueno, llegados a este punto creo que ya debería hablar de ese “conocimiento adquirido” que nombré antes. Soy estudiante de magisterio, y no nos paran de enseñar diferentes métodos metodológicos maravillosos para que con el mínimo esfuerzo por parte de los alumnos, se consiga una adquisición de conocimientos casi total. Sin embargo, hoy me he presentado a un examen del que ya no recuerdo absolutamente nada. Y digo recuerdo, porque algo sabía. Esto no es una buena adquisición de conocimientos. Como yo le llamo, la educación de hoy practica la “Técnica Post-It”. ¿Recuerdas estos papelitos amarillos que tienen una línea de pegamento? Cuando escribes en ellos y los pegas en la pared de tu casa, al día siguiente están en el suelo. Algo parecido nos pasa a los estudiantes. Nos encerramos en casa durante semanas (algunos incluso durante horas) y nos metemos en el cerebro los cincuenta folios que tenemos delante. Llega la fecha del examen y los escupimos en un espacio reducido de 4 o 5 hojas. Al llegar a casa ya apenas recordamos de qué asignatura nos hemos examinado.
Si lo que se busca en educación es tatuar en nuestra mente los conocimientos, debemos utilizar alguno de esos métodos maravillosos que tanto conocemos. Y si ya lo estamos utilizando, pues debemos cambiarlo por otro mejor, porque este no funciona. Señor educador. Yo ya soy un niño criadito y puedo no escuchar lo que me vaya a perjudicar, pero si algún día te obligan a la dura tarea de educar a niños, antes de que se te caigan los anillos por ello debes plantearte la seriedad que eso supone, cogerlos del suelo y hacerlo bien. Por fin tendréis una clase práctica sobre metodología. Por fin podréis experimentar. Os equivocaréis, eso seguro, pero cuando la experiencia llegue a un buen término podréis decir a vuestros alumnos mayores: “Lo que hoy aprenderéis conmigo no lo vais a aprender en ningún otro lugar...”.
*Javier Santalices* |