Otra vez, soy presa de artimañas,
no tiene objeto que esgrimas tanta saña,
por corazón no tengo más que éstos despojos,
y en el exilio, la magia de mis ojos.
Hábil y certero es decir poco,
te imagino casi como un loco,
tratando de poner coto a la caza,
de fantasmas y afectos que amenazan.
Sé que te agita el tormento del silencio,
y la venganza de excusas con que salvo,
tanta pasión absurda,
tanto maltrato y tanto daño.
Y si es dulce el amargo desatino,
son espurias las coartadas del destino
que se obstinan en las sombras de este hilo.
Déjame sólo, abandonada en el olvido.
Tu impotencia y tu dolor son el desquicio,
que se cuelan tras ávidos resquicios.
No ganas nada amor, te lo aseguro,
no hay más batallas, sólo queda el amnisticio.
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