Primera parte:
Mi hijo Tomás, de tan solo veinticinco años y una vida por delante, aunque en verdad temo por su integridad, está siendo víctima de una tremenda injusticia, pareciera por parte de una organización delictiva dedicada a eliminar personas a favor de sustentar un poder macabro tendiente a dominar la comunidad.
A los cinco años de edad sufrió un accidente cayendo de un tobogán, que por poco le cuesta la vida, habiéndose fracturado el cráneo, acompañado de una importante conmoción cerebral; me siento plenamente responsable pues era yo quien estaba bajo su custodia en aquel momento en la plaza, donde me distraje de manera imperdonable, pero luego del accidente dos mujeres me persiguieron por la calle mientras llevaba a mi niño convaleciente en brazos rumbo a la clínica diciendo que era un asesino, lo que me dio a pensar que fue empujado del tobogán, por esas integrantes de dicha organización política que ahora estoy denunciando; pero que no se quienes son, tengo una confusión política tremenda.
En ese maldito día realice un juramento de dedicación exclusiva para con él. Pero soy un artista de bajos recursos, entonces no encuentro respuesta de la sociedad para poder armar una correcta defensa en su favor, volviendo a sentirme estéril cargado de impotencia. La historia ha de colocar a cada uno en su sitio pero mientras tanto nosotros sufrimos la tortura diaria que ejerce dicha organización. De todas maneras, no peleo por mí, solo deseo que pueda recuperar la libertad usurpada, nada más, aunque más no sea solicitando asilo político en algun país que nos sepa contener. Su madre, luego de adrede sacarlo de su centro vital, neurológico, de la sagrada paciencia, con la ayuda de su concubino adinerado y abogado, el falso psicólogo, más otra doctora psiquiatra de dudosa capacidad y títulos, donde diariamente hacen lo imposible por destruirlo, degradarlo como persona, insultarlo asquerosamente sin motivos, difamarlo, además cambiando de medicinas a cada momento para imprimir su figura de la forma decadente requerida (aclaro que el barrio entero es testigo de lo que afirmo) veinte años después, se propinó otro golpe importante en la cabeza días atrás con la patineta, sumado al incidente callejero que dio origen al nuevo hecho en cuestión, de escasa importancia como para ser castigado de semejante manera, donde terminó en el calabozo de la seccional tercera de la localidad de Victoria en San Fernando (según sus dichos habiendo sido torturado y nuevamente golpeado en la zona afectada) sin mediar una orden judicial, al dia siguiente, por intermedio de otro abogado (actuante en la causa de la voladura en la mutual judía) estupidizado por los coscorrones, aun con los resabios de la paliza encima, terminó en el hospital Italiano (en Argentina), durante treinta días, habiéndosele diagnosticado trastorno bipolar, según mi criterio equivocadamente, con malicia. Aclaro, que aunque nadie me consultó si estaba de acuerdo, cual si no existiese como padre progenitor (según la policía esto estaría permitido) fue internado allí sin siquiera poder opinar, no obstante me sentí feliz de que por fin estuviera lejos de sus agresores más inmediatos, de esa cofradía propia de un magnate millonario, aunque muy decepcionado por la atención recibida, ya que nunca me permitieron visitarlo, y por poco me sacan a patadas como a un alcoholizado en la cantina; quiero agregar que en dicha organización que nos persigue, por lo que puedo observar hay gran cantidad de descendiente de dicha patria Italiana, de la cual soy también orgulloso descendiente. Además estoy segurísimo que hubo una maniobra fraudulenta con la prepaga. Pero luego de ser dado de alta, con un parte médico bastante alentador y favorable, la madre intentó volver a internarlo por otros tres meses, afortunadamente no encontrando eco de parte del hijo y mío; quien ya dio sus primero pasos para una denuncia formal ante la justicia.
|