"Responder"

Acabo de hacer las paces con el escritor de mi destino, el escriba que detalla, y por cierto lo hará hasta el día de mi muerte, toda mi vida. Y en ese acto de reconciliación he vuelto a encontrar varias hojas de papel, dispuestas a sacrificar su blancura por una reacción mística de escritura. Aunque no sé muy bien sobre que hablar, si hasta estoy dudando acerca de la forma de cómo comenzar.
Un camino que me lleva a deberle a la vida una explicación, a pesar de que solo quiero cambiar esta angustia y poder dormir sin soñar. Recordar o reordenar el pasado creo que será la mejor manera de pedir disculpas o tal vez solo excusarme ante esta vida mía que no se como es que todavía no me ha abandonado. Y por mas que intento, este repaso de emociones me consume, me hace imaginar ese amanecer en el que decidí enamorar al anochecer, cuando decidí marcharme hacia otra forma, si, otra forma de ver la luz de mi universo. Y esta vida que pide explicaciones se convierte en un caudaloso río que lleva hasta el mar lejano mis mas gratos momentos. Y más de una vez he esperado al sol, intentando probar que la luna es la musa de los poetas.
¿Cómo entender lo que pasa en mi? Si la felicidad, el tesoro de los tiempos, esta hecha de un material intangible al alma. Y vuelvo a escribir sobre el tesoro de los tiempos, porque aún no sé si no he encontrado la felicidad o si he sido feliz sin saberlo. Es que en este mar de recuerdos ya no cabe ni una lágrima, ahora solo me queda el cansancio, riéndose de mis dudas y de estas mentiras, que tal vez acaben por ser grandes realidades. Se me antojan las risas que fueron regalos de una noche que me dejó esperanzas, y las ganas de hallar la voz que fue la guía de las melodías que me llevaron muy lejos. Se me antojan los sueños hermosos que alguna vez soñé.
Y ya van unos cuantos cigarrillos, y no he encontrado las palabras para solicitar un divino perdón a mi vida. ¿Qué hago conmigo? Con esta soledad sentada a mi lado, hablándome al oído. Y estas preguntas que descansan en mi como una nota flotando en el inmenso espacio de una melodía con cadencias capciosas que me besan con un beso que me mata.
Y al llegar al último rincón de este vaso de vino que sabe a nostalgia nace en mi una sola frase. Cuando deje de hacerme preguntas, podré responder.