Hoy Ana dijo: “Te quiero contar algo muy intimo. No lo sabe nadie”
“Contame”, respondí.
“A veces, me hago cortes en el cuerpo”, Me revelo. Yo pensé en su situación.
Dicha situación consiste en sujetos, en su mayoría jóvenes, que frente a determinadas situaciones se generan cortes en su propio cuerpo. Se trata de cortes medidos, calculados, superficiales. Cortes que ni sutura ni cicatriz conllevan en general. Cortes que no tienen que ver con intencionalidad suicida. Se trata de incisiones localizadas en brazos o piernas. Incisiones que los sujetos se realizan siempre en forma solitaria y a su vez que mantienen en riguroso secreto. Son cortes ligados, según el decir de estos sujetos, a episodios que funcionan como desencadenantes y sin poder ser abordados por la vía de la palabra.
“Esta bien Ana. Cortarse esta bien”, le respondí mientras pensé, esta vez en mi propia situación.
De la esquizofrenia se ha escrito y hablado mucho, pero la realidad es que en el fondo es la gran desconocida, o mejor dicho, lo son quienes la padecen.
La edad de aparición está comprendida entre los 15 y los 45 años, aunque suelen comenzar al final de la adolescencia, también hay casos de aparición en la infancia, que suelen enmascararse con problemas escolares o mal comportamiento.
Quien sufre de esquizofrenia experimente una distorsión de los pensamientos y sentimientos. Lo que caracteriza a la esquizofrenia es que afecta a la persona de una forma total, por lo que quien la padece comienza a sentir, pensar y hablar de forma diferente a como lo hacia antes. Dicha persona puede empezar a estar extraña más aislada, puede evitar salir con amigos, duerme poco o demasiado, hable solo o se ría sin motivo aparente (aunque estos síntomas no tienen porque aparecer en todos los pacientes.)
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