No aceptaba que su vida ansiosa,
queriendo no envejecer nunca
iba cuesta abajo,
rodando y golpeando las entrañas
dejando marcas en el suelo,
esas huellas que se notaron
en el rostro decadente
de este cantante y actor
en el gastado espejo del camerino,
tan gastado como este reflejo…
Los años le pasaron por encima,
no podía distinguir su rostro
y tenia que actuar para ellos,
su público,
sus admiradores.
Sus ojos de gato salvaje,
ya no dejaban ver
el traslucido erotismo,
de su patético cuerpo…
Pero que importa,
se respondía en silencio
si quedan tan pocos
todos decadentes,
como estos
la marquesina,
las butacas,
las gastadas alfombras,
las aterciopeladas cortinas,
que antaño eran rojas
como la sangre…
Todos ahí le miran,
en total silencio y admiración
aun sabiendo que ya no canta,
su delgado y arrugado cuello,
delata los años.
Esos años que pasaron
por su traje,
por sus manos,
Pero con este actor,
se reflejan todos a si mismos
el reflejo compartido
de sus fanáticos admiradores
a través de el,
tan viejos, torpes y tristes
pero felices de estar
en su último adiós,
a esta comedia…
Termino la función,
los aplausos.
fueron largos,
el viejo actor llora
la emoción estremece,
el vetusto teatro…
Todos abandonan la sala,
el actor,
es el ultimo en caminar
la puerta se cierra tras el,
y con ella el cartel,
“cuidado peligro de derrumbe”
este lugar será demolido,
ilustre Municipio del progreso…
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