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Perico tenía muchos años, tantos que se perdían en el tiempo. Reumatismo en las piernas, artrosis en las manos, ceguera, de tan viejo, pero todo eso no le impedía continuar con su trabajo de tantos años, tantos que se perdían en las madrugadas del tiempo, Perico era mozo! Era mozo de aquel boliche en una esquina en cuya trastienda se reunían todos los lunes en una peña literaria, una suerte de cofradía de escritores, poetas y otros soñadores.
Siempre después de leer sus poemas, ensayos, cuentos, historias y otras joyas, cuando terminavan, en grupos cada vez menos numerosos quedavan discutiendo sobre algo, o mejor sobre alguien.
Perico, mozo eficiente y cortés con una basta cultura, ya que quince años atendiendo a aquellos personajes, no pasaron en balde, cuántas veces Perico fue el único oído atento a los poemas allí leidos, musitados, aullados, vociferados, sollozados, vomitados y hasta cantados.
Muchas veces cuando las discuciones evidenciaban estruendosos empates, Perico era llamado para dar su parecer, para dictar su veredicto inapelable, pero sólo eventualmente, porque todos temían los conceptos mordaces de Perico.
Aquella noche la charla se estancó en la idea de saber cuál era el libro más leído en el mundo, nunca aparecieron tantos candidatos para una elección.
Manuela, fiel a su sangre castellana, defendía su coterráneo Don Quijote y lo hacía con la voz alta y los ojos enrojecidos por los vinachos,
Flequillo, el poeta de Cerrillos, fiel a su vida de anarquista quería Crimen y Castigo, obra que memorizó como la aclamada en la reunión, nadie le dió bolilla.
José defendía la Biblia, y Altamira decía que Alicia y Caperucita son conocidas en todas las lenguas y regiones del mundo y como era la única de los presentes que bebía agua, deberián considerar su concepto como el más cristalino.
Mariquita, que masticaba chicle y que Perico sabía que era el mismo que masticaba en todas las reuniones y lo dejaba pegado en la silla cuando se iba, por eso quería siempre la misma silla en cada reunión, Mariquita masticaba cada vez más despacio al chicle, (le debería dar cada vez más trabajo ablandarlo) y Perico se compadecía de ella, defendía la saviduría del I Ching
Finalmente cuando Frida defendió a a Marx como el más leído, la reunión se transformó en un caótico zoológico humano.
¡Queremos la opinión de Perico! Dijo alguien.
¡Eso mismo Perico! Traénos un poco de luz que guardas en ese pecho de sabio y poeta adularon al viejo mozo y él con su parsimonia habitual, arregló su corbata, aclaró su voz y les dijo: “Mis caros amigos, en primer lugar les comunico que en mi pecho la única cosa de valor que encontrarán, será un marcapasos fabricado por la Siemmens... en cuanto al libro más vendido y leído en el mundo, debo aclararles que todos estuvieron muy distantes de la realidad, sí, es verdad... el libro más vendido en el mundo esta lejos de ser el más leído, personalmente creo que ninguno de ustedes ha cumplido jamás con el propósito de leer de principio a fin ¡un diccionario!”

Texto agregado el 27-08-2009, y leído por 242 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
28-08-2009 L a verdad me gusto un relato ameno con buen estilo Mis ****** cerrense
27-08-2009 Un relato ameno, estilo fluido... Estrella_negra
27-08-2009 Esplendido, muy buen estilo. fetaco
27-08-2009 Imagínate ahora! Saludos! achachila
27-08-2009 Simpático el contexto en el que ocurren los hechos, el final muy humorístico. Me gustó. 5* campana
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