Paso algo que me llamo la atención anoche, es algo que se siente en ese momento en que la vigilia no se quiere juntar con el sueño, un momento único en donde se puede tener la lucidez de un pensamientos brillante, pero también entrar en el mas bello o trágico de los sueños.

Grandes sabios han sabido sacar provecho de ese momento único del día, donde confluyen todos los puntos de vistas de todo lo vivido, en donde lo real, casi superpone con lo onírico, solos separados por algo tan efímero que casi se puede decir que es lo mismo y la sabiduría pende de ese hilo tan delgado casi invisible.

Ese momento puede ser vivido por cualquiera, pero es tan imperceptible que al confluir se olvida, para pasar a navegar en la oscuridad que precede a la luz del sueño, y al despertar no queda rastro ni vestigio de tan colosal pensamiento, lo he vivido y olvidado tantas noches como he soñado.

Pero anoche en ese preciso momento algo ocurrió... lo vi tan claro y pude recordar una fórmula que, a pesar de ser fácil de plantear, la resolución resulta tan compleja como la sabiduría misma, se puede decir que como un hito infinito, la sabiduría se esconde en el infinitésimo del limite de la realidad, cuando tiende al sueño.



*(me lo corrigió una amiga por que no me funcaba el corrector de ortografía...(se hizo una tarta de acentos... le bajo sueño... y se fue a dormir jajaja) muchias graciass)