Desaparecida
Mario un hombre casado de hacia 20 años vivía con su mujer Ana.
Ana era 4 años menor que el.
Habían tenido una hija llamada Leticia, pero hacia 2 años Leticia había muerto tras una enfermedad que no había sido tratada a tiempo.
Ambos habían acudido durante meses a un psicólogo por ese tema, Mario fue durante 6 meses hasta que su psicólogo dijo que ya estaba mejor y no era necesario que siguiera acudiendo a sus sesiones.
Pero por otro lado Ana continuaba yendo ya que hasta el día de hoy no había podido recuperarse, siempre se distinguía el cansancio reflejado en su rostro y nunca se la veía sonreír, hasta esa mañana...
- mi amor buen día – dijo Ana acercándose a su esposo y besándolo en la boca.
- buen día mi vida – dijo este alegre de verla sonreír.
Esa tarde Mario se encontraba trabajando en su taller arreglándole la televisión de la señora Perkins cuando de improviso entro su mujer, que esa tarde tenia reunión con un psicólogo.
- mi amor me voy – le dijo Ana a Mario sonriéndole – vengo a las 3 de la tarde, nos vemos al rato Chau mi vida te amo – y diciendo esto se retiro del taller.
Mario mas alegre de lo normal continuo trabajando en el televisor, luego trabajo en una radio una radio y finalmente decidió aprontarse para recibir a su esposa.
Eran las 2: 55 de la tarde y Mario fue a la puerta ya que a las 3 llegaba su mujer.
Estuvo unos minutos.
No paso nada.
Su mujer no llegaba y ya habían transcurrido 15 minutos, de la hora que normalmente el la veía viniendo caminando con pasos lentos.
“quizás se atraso” pensó Mario y decidió acostarse a esperarla. Con la intención de no dormirse, pero sin darse cuenta el trabajo lo había agotado y cayó preso de un profundo sueño.
Cuando abrió los ojos eran las 5:30 y todavía no había rastro de Ana.
Mario histérico llamo al psicólogo pensando que tal vez Ana le habría dicho que llegaría mas tarde, este le dijo que Ana sé había ido hacia ya unas 2 horas.
Pálido y casi sin poder hablar del terror de lo que pudiera haberle pasado, Mario salió corriendo, abandonando la casa y dirigiéndose al bar donde Ana siempre acudía.
Un bar llamado “el tomar”, entro violentamente y grito su nombre:
- ANA – grito
Al principio no hubo respuesta.
- ella no ha venido hoy Mario – le dijo Charly Drew, el dueño del bar.
Mario salió corriendo para ver si Ana había vuelto a su casa, aunque no tenia esperanza era preso de la desesperación y fue lo primero que se le ocurrió.
No llego a entrar en la casa, ero al acercarse vio un auto de patrullero estacionado en la puerta.
En ese momento Mario supo que algo había pasado.
- señor moler hay algo que tenemos que decirle- dijo uno de los 2 oficiales presentes, un hombre obeso y de gran bigote, observaba a Mario a través de sus cuadrados y pequeños lentes con ojos de pena .
- mi mujer ha... -
- no, pero puede ocurrir. Hubo un accidente, ella se encuentra en el hospital general-
Ambos oficiales transportaron a Mario al hospital.
Cuando llego le indicaron cual era la habitación de su mujer y corrió directo a la habitación, cuando entro observo a Ana en la cama acostada, dormía profundamente –
- mi amor perdóname fue mi culpa, estabas tan feliz hoy, tendría que haber sabido que ibas a intentar algo, mi amor -
Se recostó al lado de su mujer.
Cuando Ana abrió los ojos y vio a su marido sentado en una silla a su lado y observándola casi sin parpadear esta se dio cuenta que Mario sabia lo que había hecho y comenzó a llorar con dolor, lo siento, es que... la extraño -
Mario no dijo nada, no la sermoneo, no la recrimino.
- vamos a salir a adelante – dijo únicamente
- si, lo haremos. Yo lo siento esta mañana estaba tan decidida a acabar con mi sufrimiento para siempre y intente matarme, arrojándome frente a un auto en movimiento, pero sobreviví y yo lo… -
- no tienes que decir nada, vamos a intentarlo -
Así fue como transcurrieron los próximos meses en los que
Mario iba todos los días al hospital acompañando a su mujer y diciéndole que iban a lograr salir adelante.
Ana comenzó a sentirse mejor cada día, con el paso del tiempo ya no hablaban del accidente.
Luego de 3 meses de estar en el hospital, finalmente llego el día en el que Mario pudo llevarse a su mujer del hospital.
Esta había perdido la movilidad de sus piernas y Mario la transporto en silla de ruedas.
Ana se sentía culpable por todo lo ocurrido y por el sufrimiento de su marido.
Pero este se sentía bien de saber que su mujer tenía otra chance, una segunda oportunidad.
Ana y Mario habían aprendido una importante lección que no importaba lo mal que estuvieran las cosas, lo mal que uno se sienta hay que seguir adelante y luchando.
Aunque habían pagado caro el aprendizaje de esa lección sabían que juntos iban a salir a adelante,
Ahora Mario cuidaba de Ana que esta a pesar de estar en silla de ruedas se sentía feliz.
Finalmente, estaba viva nuevamente.
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