la soledad no es una ni cuatro
es un dos sin tres
cuando se queda al viento,
prendiendo una llama de quimeras
que desaparecen cuando nadie aparece
y que atrapan en las escaleras
al que se queda perdido.

la soledad no es solo,
es solamente el gris del pulmón,
un trozo de papel de arroz
regado por la sublime añoranza
de barricas de olmo.
empapar los cantos de sirena
con lágrimas moradas.

la soledad no es mía ni para mí,
son las 21:32pm,
volviendo cabizbajo, derrotado,
cruzando un semáforo en verde
frente a un millón de asesinos abanderados
que discuten sobre patriotismos
y la homosexualidad de Sócrates.

la soledad es un sinser,
un abanico sin abrir
que despuebla quimeras,
que destroza.
la soledad es rezar a los vientos,
fundir las manos en los sueños,
prender la llama de los días sin muertos.