le pregunté si iría esta noche y nada respondió... entendí que no iría... me puse un sobretodo y salí en búsqueda de un poco de compañía... llegué a un bar y pedí una copa de vino. la tomé de un sorbo y cuando miré al barman, me di cuenta que era un tipo enorme, pelado y de una inmensa barriga, pero, lo que mas llamaba la atención era su sonrisa abierta como la puerta de mi tienda... me sentí invitado a conversar y le pregunté si le gustaría hablar. calló, no dijo nada y su sonrisa parecía cerrarse como las puertas del colegio cuando empezaban las clases... pedí otra copa y la tomé de otro sorbo... otro, le dije, me la sirvió mas rápido que las anteriores, pero su cara estaba cada vez mas cerca de la mía, y, era enorme y agresiva. pensaba el cómo la gente muta cuando se le tocan el alma... pedí la cuenta y no bien terminaba de hablar, ya estaba la hoja llena de números... pagué. gracias señor y... vuelva pronto, me dijo el hombrón... me paré y salí en búsqueda de verdadera compañía... subí al auto y arranqué. llegué a la autopista y aceleré hasta llegar al límite del auto. pasé un grifo, luego otro, y otro, hasta que todo se volvió oscuridad total, salvo las luces del auto, y cuando me pregunté el cómo estaba manejando sin sentido, me dije que la libertad era peligrosa como una maguera suelta y con mucha presión de agua... me detuve, salí de la carretera y bajé del auto, dejé las luces encendidas por si acaso alguien no se percatara de mi presencia y caminé sin para hasta inundar mi existencia de la total oscuridad de aquel lugar sin mas forma que la de todos mis temores...

lince, agosto de 2009