Eduarda tenía un perro, alonso, que la quería mucho porque siempre tenía tiempo para sacarlo. Un día eduarda no tuvo ánimos ni ganas de salir con alonso, su perro, el se molesto mucho pero se quedo callado. Ese mismo día llamo una amiga de eduarda y ella salio disparada situación que molesto aun más a Alonso. Esa noche discutieron y Alonso le reprocho su actitud. Eduarda le respondió que no la entendía y su perro le pidió el divorcio.

Recurrieron a lo tribunales maternales y buscaron un acuerdo por la casa y la custodia de pepo, el muñeco, Alonso alegó pasar mas tiempo con pepo. Eduarda testifico violencia perruna y se apoyo con la declaración de la veterinaria de Alonso de posible rabia familiar congénita en el abuelo de su experro. Se presentaron fotos comprometedoras como pruebas y después de gritos y ladridos la corte maternal falló a favor Eduarda dándole la custodia de pepo, el muñeco, además de la sala, el comedor y parte del patio. Alonso tendría visitas los fines de semana junto con el patio de enfrente, la cocina y la cochera. Ahora la cosa esta mas tranquila en esa casa aunque su madre tiene algunos roces con el nuevo loro de Eduarda.