En el nombre de mi amor II.

Pasa la vida, la noche y el día.
Tierno corazón y espiritu, aquél que se torna en esencias de flor y consentimiento.
Paseas tu mirada por el ramo de rosas y tomas una sola para aliviar tu corazón herido.
La fragancia de ésta respiras y observas su color, tornas tus ojos hacía mi y besas mis labios, tronchas tus sentidos y me invitas a compatir contigo el dulce climax de la felicidad.
El rocío de la mañana imitas llorando tu pasión, llorando tu desengaño, llorando tu momento, inflirtas el amor cómo si fuera un colador, dejando caer el vacío de esa esencia que respiras a tu alderedor.
Explota en tu hermosura interior, dame ese momento de ardor pasional, que sublime espera tus brazos, tus besos, tus pasos hacía mí.
Cada tono de tu voz, de tu decisión, engalana una emisión, un momento, un encuentro de tú y yó, algo que sólo en tu memoria queda, cómo una imagen victoriosa.
Hazme un espacio y dejame estar contigo, desearte, amarte, vencer la soledad y tomarte en mi camino.
No me cierres las puertas al paraiso, a ese lugar dentro de tí que fué creado para compartir.
Se una buena camarada y dame tu mano de dama enamorada, conduceme a tu secreto, dejame mojarme en tus besos, dejame incluirme en tus sucesos, pasa conmigo todo lo que el destino te depare.
Mujer que vences con tu sexto sentido lo que yó no puedo vencer, permiteme emerger de mi oscuridad y concédeme un poquito de tu luz maternal, de tu consuelo cómo experta conocedora de la vida que nos rodea.

A tí en el nombre de mi amor, saludo y quiero, ten una ocasión y dame tu único testigo, creé en mí y dejate llevar por mi camino.

Escrito por Carlos Them

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