La presencia. Parte 1.
El jueves por la mañana, mientras tomabamos un café, cinco amigos tuvimos la idea, de pasar el fin de semana en el interior de la casa de la calle de la Riada número 66.
El viernes por la noche, nos decidimos los cinco a adentrarnos en la vivienda.
Con varios camping-gas, sacos de dormir, linternas y cuchillos de montaña, nos instalamos en el salón de la casa.
Encendimos uno de los camping-gas para darnos calor y tener algo de luz al mismo tiempo.
Mientras preparabamos todo el material ...
'¿ Habéis abierto esa puerta alguno de vosotros ?', Preguntó Antonia intrigada, observando la misma.
Todos nos miramos sin responder, nadie había tocado la puerta, entre otras cosas, porque hacía frío y la pequeña llama del camping-gas nos empezaba a calentar, ¿ quién en su racional juicio, abríria esa puerta, dejando que el calor se fuera por ella ?.
'¡ Qué frío hace, cerrad esa puerta por favor, nos vamos a congelar todos !', exclamé cruzando los brazos sobre mi anorak.
Ninguno nos atrevíamos a acercarnos a la puerta para cerrarla.
'Ciérrala Sergio si lo deseas, pero no nos pidas que nos acérquemos a la misma, porque no sé cómo se ha abierto en verdad ...', casi me gritó Tómas, acercándose a la llama encendida del camping-gas.
'¿ Lo notaís, lo sentís ?', exclamó Rosa María, la persona que estaba más cerca de la puerta.
'Si, es muy fuerte, es cómo una fuerza que nos fuera calando a todos ', exclamé Yó, próximo a Rosa María.
'El analizador de espectros está moviendo la aguja, parece que hay efectivamente algo con nosotros aquí ahora', comentó Alfredo, cogiéndo éste entre sus manos.
'Yó no sé que pensareís vosotros chicos, pero deberíamos de pasar a la habitación contigua a ésta y asegurar la puerta de la misma', dijo Tómas, mientras comenzaba la avandiza en esa dirección.
'Espera, si es un espiritu dará igual que sellemos la puerta, entrará de todas formas, quedémosnos aquí y esperemos a ver que es lo que quiere', comentó Antonia.
'Tal véz desea contactar con nosotros, recordad que en ésta casa ocurrieron sucesos espantosos hace unos años, debe de estar atrapado aquí por alguna razón que desconocemos y que puede tener su base en dichos sucesos, a lo mejor necesita de nosotros para esclarecer algún tema', dije Yó, miéntras no paraba de mirar hacía la dirección de la misteriosa puerta, la cuál aparentemente nadie había tocado, pero que se encontraba abierta de par en par.
'¿ Entónces que es lo que propones ?, ¿ sacar la Ouija y preguntarle que es lo que desea ?', iniquirió Tómas, mirándome con cara de miedo.
'Recordad que hoy es Halloween y que ésta noche los espíritus están un tanto revolucionados', debemos de tener calma y seguir con nuestros montajes, si comenzamos a grabar, es seguro que podamos saber de quién se trata. Rosa María, saca la cámara, veámos quién ha abierto esa puerta'. dijo con firmeza Antonia.
Rosa María que se encontraba junto al material, cogió la cámara, la montó en un trípode y quitándo la tapa del objetivo, pulsó el botón de grabación.
La cámara comenzó a mover su objetivo en dirección a Tomás.
'¡ Mirad la cámara, está girando hacía mí, está aquí a mi lado', dijo casi gritando y moviéndose con rápidez en mi dirección.
'Dios mio, ahora gira hacía mí, se mueve muy rápido, espero que la cámara éste captando todo ésto', chilló Alfredo, con los ojos abiertos mirando hacía el vacío que había junto a él.
'Ahora se ha movido hacía la puerta, parecíera que se alejara de nosotros ...', comentó Rosa María, con un aire de cierta tranquilidad.
'Cierra la puerta Antonia, dejaremos la cámara de vigilancia activada toda la noche, si conectamos el avisador acústico sabremos si vuelve ó no', dijo Alfredo, señalando hacía la cámara con su dedo.
'¿ Estaís todos seguros de que se ha ído ?, Sergio mira bien el medidor de presencias, debemos de tener la seguridad de que no sigue aquí', dijo Antonia con un rostro de interrogación.
'Viste la cámara, apuntaba a la puerta y después no se volvió a mover, es más, todavía sigue en esa posición', salté Yó con firmeza.
' Está bien chicos, tranquilizaros todos, vamos a cenar y a pasar la noche con serenidad, tenemos los nervios a flor de piel, pero es natural aquí dentro, ¿ no os parece ?', salió al paso Rosa María, con un aire de confianza que hizo que el resto lo respiraramos por igual.
'De acuerdo, sacaré la cena y nos relajaremos con la misma todos', asintió Antonia con optimismo.
Pasaron las horas sin que nada, ni nadie perburbara dicho momento.
Sacamos los sacos de dormir y preparamos todo para pasar una noche de juegos, de besos, de sexo y de complicidad.
Pero áquello que pareció tan sólo un pequeño tropiezo con áquella presencia, se convertiría en una experiencia un tanto especial ...
Escrito por Carlos Them
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