LA COSTUMBRE DE CAMBIAR.
Por Luis M. Villegas.


Estarán de acuerdo en que existe ésta paradoja universal. A los seres vivientes nos quedan bien las costumbres. Las inventamos y nos las apropiamos por que nos brindan seguridad. Tal vez es una idea de supervivencia que radica en algún recóndito rincón de nuestro código genético, proveniente quizá de tiempos más difíciles , tal vez desde cuando nos erguimos para coger mejor los primeros frutos de los árboles. Esta comodidad de lo estable se contrapone con otra parte de nosotros ; la tendencia al cambio. De alguna forma algo nos lleva a movernos y cambiar y es en ésta suerte de aventura que se dio el avance de la especie , se abrieron nuevos horizontes , mejores condiciones para la vida y el progreso o en algunos casos fallidos quedó la experiencia. Viéndolo del lado optimista nos daría un resultado positivo; buenas o malas enseñanzas en el cambio nos van brindando otras perspectivas .
Si las costumbres refuerzan nuestra necesidad de identidad , también nos siembran en terrenos que si no son hábilmente removidos , abonados y cultivados pronto descubriremos que la tierra se agota , los frutos se hacen mas pequeños hasta desaparecer junto con todo vestigio de vida. Resultado: lo que pudo haber sido un vergel que nos dio la oportunidad de crecer , florecer y fructificar , también puede ser el lugar donde dejar nuestros restos , con la única pregunta de ; ¿Qué hubiera sido de todo si hubiera intentado cambiar en su momento? Tal vez la respuesta sea que hay que enraizarnos en ideas , lugares y costumbres lo suficiente hasta que mediante alguna clase de signo debamos cambiar. No sé si paulatinamente o de golpe , eso ya dependerá de cada temperamento.
No nos asuste entonces nuestra inconformidad con lo establecido , creo que la debemos alentar , en la búsqueda de nuestras propias señales. Al final creo que éste experimento será agradecido por quienes nos rodean , ya que el aire fresco a nadie le hace mal.