El pobre vagabundo no podía creer lo que estaba sucediendo. Una pareja de esposos, Linda y John, lo habían recogido de aquel callejón en el que comía echado desperdicios de un tacho. Lo llevaron
a su casa, lo bañaron, y lo metieron en una cama limpia y cómoda. Así pasaron varias semanas. Empezó a engordar, un poco porque comía en abundancia, y otro porque no le dejaban hacer nada. No cabía en sí el agradecimiento hacia la pareja.
Una tarde sintió que tocaban el timbre de la casa. Esta visita pareció turbar a los esposos, porque era noche y se les veía bastante preocupados. A la mañana siguiente, John entró a la habitación de su
huespéd. Sonreía, llevando algo en lo que el vagabundo no se fijó mucho. Le preguntó cómo estaba, y se mostró muy amistoso.El vagabundo presintió algo. John le explicó que ellos recibían una pensión del gobierno por un tío, pero este había muerto años atras. El gobierno enviaba una vez al año un inspector, para comprobar la supervivencia. El vagabundo asentía comprendiendo, y asintió positivamente cuando su benefactor le pidió que suplantara a su tío para la inspección.
-No hay ningún problema-dijo sonriendo el viejo vagabundo
-Bueno -respondió John, alzando el aparato que traía en una mano, -sí hay un problema ,mi tío solo tenía una pierna...-terminó y encendió la sierra eléctrica, llenando la habitación con el ruido de su motor... |