No puedo creer que este sentado en la cama donde te revolcabas con los otros, donde gemías tus suciedades profanas, donde me engañabas. No respetaste nuestra cama, nuestro matrimonio, y ahora mírate como estas, mira como quedaste por tus decisiones, no me digas que no fue tu culpa ¡todo el mundo sabia el tamaño abismal de mis cuernos!
Mis celos no tiene nada que ver, solo hice justicia, solo me fije en los hechos, por eso te asesiné.
Convertías mis fiestas sociales en un infierno, todo el mundo te miraba, y tú, a todo el mundo mirabas, seduciendo a cada uno, mostrando tu figura perfecta, mirando con tus ojos de fiera en busca de presas vivas, frescas, y yo ahí, como un imbécil disimulando que no veía nada, mientras escuchaba las estridentes risitas de los que sabían mi vergüenza, o mejor dicho, mis cuernos.
Aun así te amaba, pero no soportaría ser el objeto de burla, por tus pasiones infrenables; nunca pude sacarte nada, jamás pude pillarte nada, aun con los golpes, que de a poco fueron apagando esa miranda de fiera, de la que me enamore un día; en la vida quise golpearte, pero tu me obligaste.
El colmo fue que me llamaras loco, ¡¿Qué te pasa?! Cómo me pudiste llamar así, tú que con tus locuras mataste mi modo de vida, solo pienso en ti, la paranoia de pensar de que me engañas me persigue por todos lados, ya no veo a hombres por las calles, solo veo a amantes que pasaron por mi casa y se burlaron de mi.
Creo que estoy loco, pero loco por ti, o loco por tus amantes, es lo mismo. Por eso te asesine amor, eras una infiel, no pudiste quedarte tranquila en mis pensamientos, ibas de cama en cama con todos los hombres de la calle, no te quedabas tranquila, solo buscabas hombres para atormentarme, no importaba que no me engañaras, en forma física, lo hacías en mi mente.
¿Ahora entiendes porque fue tu culpa?
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