Proctor silex.
A propósito de la Navidad.
Por Luis M. Villegas Salgado
Animado por ese extraño sentimiento de suficiencia que los asalariados experimentamos pocas veces en el año por traer juntos el producto de dos quincenas y el aguinaldo , caminaba por los pasillos del almacén para comprar dos paquetes de comida para mi gato, bueno, casi mi gato, porque oficialmente le pertenece a mi hijo.
Las he encontrado en el pasillo de salida; dejadas ahí en grandes pilas en sus cajas perfectas con unos letreros en cartulina fluorescente que anunciaban su precio: $ 179,00
Rápidamente me acerque a leer los datos en la caja: Simply coffee coffemaker,con instrucciones en Inglés y con una gran foto a colores que presentaba una cafetera sudada con la idea de hacerla aparecer apetitosa; La marca : Proctor Silex. ¡Oh! Esto fue suficiente, aunque el nombre más bien me sugirió una marca de condones sentí la fuerza del idioma lo que me infundió la confianza de que atrás del producto debía haber una gran suma tecnológica.
Debo aclarar que sufro de cafemanía , producto de mis años estudiantiles en Xalapa , donde por aquellos tiempos no podías disociar el culto al aromático con el amor y la amistad, ya que merced al clima que entonces se disfrutaba y padecía en la Atenas Veracruzana, te veías forzado a buscar refugio en los cafetines de moda con la agradable compañía de tu novia o tus compañeros de escuela, práctica que ha caído en desuso con el paso del tiempo habiéndose sustituido por la asistencia a grande antros que venden cerveza y vinos adulterados donde las niñas realizan competencias etílicas con sus amiguitos varones aderezándolas con un lenguaje tan procaz con la consiguiente pérdida de la oportunidad de sostener charlas más inspiradoras.
¡Bueno! Creo que todo se le puede achacar al cambio de las condiciones climatológicas atribuídas secretamente a los rapamontes del Cofre de Perote, pues actualmente la única neblina que ves en la calle de Enríquez de Xalapa es la de los autos y camiones que la inundan diariamente en un infierno Dantesco(¡) a despecho de los protectores ambientales y desarrollistas sustentables, pero , ¡Total! Originalmente hablábamos del café.
Quiero señalar como antecedente que hasta hace unos días contaba con tres cacharros de diferente material y distintas épocas que fueron quedándose dentro del inventario heterogéneo de mis trastes . En diferentes tiempos me sirvieron para hacer el café por el método del “Jarrito”, es decir, ; pones a hervir el agua y a los primeros hervores, sueltas el café dentro y le apagas de inmediato para que no se queme y mantenga ese sabor grato y encantador. Lo cuelas en cada taza y si quieres puedes ponerle un poco de leche, por supuesto que evaporada, lo que le presta un sabor adicional que te hace sentir por ésta vía láctea que estás disfrutando de algo muy alimenticio .Tal vez debido a las veces que olvidé preparar el café y se quedaron en la estufa encendida hasta el mediodía que regresaba, fueron sufriendo deterioros en su estructura molecular, lo que les originó comprensibles deformaciones que los llevaron a exhibir formas grotescas al grado que dejaban pasar el agua a través de orificios invisible que al contacto con la lumbre chisporroteaban, denunciando así su falla corporal.
El tiempo te enseña a convivir con los objetos y creo que llega a existir hasta algún lazo sentimental, ya que te acostumbras a ellos y si se te pierden de vista, los extrañas sin importar que sean antifuncionales ó viejos ó deformes .Hay que sumar a esto la impertinente propaganda dejada en los pasillos de Chedraui diseñada como cebo para burócratas con espíritu navideño. De ahí que todo resultó muy rápido y sencillo; Sumado a los $ 24.00 pesos del alimento del gato:$179.00 de una cafetera que significaba la modernización total en casa: ¡Café instantáneo! Con sólo prender la cafetera eléctrica.
Este método no lo inventé, Es original de mi secretaria Lety, quien es muy atenta y se preocupa de dejar todo preparado en mi oficina para que al llegar solo se encienda el aparato y se pueda disfrutar el exquisito café con que el club de cafetimaestros coopera, en una competencia gourmet acerca de las bondades de la semilla y su beneficio. Gracias a esto disfrutamos de cafés Colombianos, Chiapanecos, Coatepecanos, Cordobeses, Jarochos y , sin faltar, algún extraviado de Xicotepec de Juárez, que ha sido repudiado por mis distinguidos co-degustantes, acompañándose de críticas al osado que se atrevió a llevar esa “marranilla” a tan selecto concurso.
Continuando con la historia; Uno de los cacharros , el más deteriorado de los tres fue inmolado en aras de la llegada de la reluciente nueva cafetera . En el interior de la caja; Las instrucciones :Primero; lavar con agua y jabón. Segundo; Rellenar con vinagre blanco y encender durante 30 segundos. Tercero; Bla, bla, bla, Todo pareció como si fuera a realizarse una operación quirúrgica y no la elaboración de una simple taza de infusión aromática.
¡Al fín! Todo de acuerdo con las instrucciones. El filtro, en su sitio. El agua; en el depósito. El café; Dentro del filtro. Oprimo : ON y el artefacto empieza a realizar una serie de ruidos extraños que se van convirtiendo en tosidos intermitentes acompañados de emisiones de agua caliente que se desparrama por la tapa que se supone debería introducirla dentro de la jarra. El excedente escurre divertido hacia la placa caliente que se supone debe mantener caliente la jarra y en lugar de eso levanta grandes columnas de vapor en medio de ruidos que sugieren la necesidad de conseguir algún extinguidor de incendios Afortunadamente solo le he puesto agua suficiente para una taza; la primera de prueba, la cual luce transparente con un color cercano al té de manzanilla. Su sabor; inenarrable. Acostumbrado a los excelentes sabores del café escolar, caigo en cuenta de mi terrible error.
Sólo ha quedado en mi mente la incongruencia de algunos dichos populares, como ese que dice “Santito nuevo , ¿ donde te pondré?. Santito viejo,¿ donde te arrumbaré?.” Lo que me llevó a sacar el cacharrito de la basura y colocar en su lugar mi nueva y lujosa cafetera eléctrica que por cierto, malinchista, lucía coronando el tambor de la basura la leyenda “Made in México” sin empacho de los programas de calidad total con que hoy nos bombardean los globalizadores.
¡Feliz navidad y Año nuevo para toda tu familia!
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