¿Quién acompañará a “ Canelo”?
( Por Luis M. Villegas.)
Siempre las obras de urbanización nos han emocionado a los Pozarricenses, tal vez debido a que cuando careces de muchas cosas, las obras públicas vienen a suplir parte de ellas y te hacen sentir que vives mejor.
Nuestra ciudad, tal vez por su origen petrolero y en mucho por la influencia social de ese sector, durante décadas fue dominada políticamente por el STPRM ante el desagrado de gobernantes estatales y nacionales, quienes sólo lo aceptaron y promovieron en la afirmación del clientelismo electoral y de la seguridad que permitió dejar ésta responsabilidad en las manos de los otrora omnipotentes señores de la Secc. No 30 ( Junto con la carga económica de las campañas políticas). Claro es que ya en el ejercicio político y administrativo, a guisa de venganza jarocha, se pretendió y en muchos casos se logró, dejar SOLOS a presidentes municipales y diputados con el peso de la planeación y el desarrollo de la ciudad, originándose con ello un déficit terrible de obra pública que hoy aún se está muy lejos de superar, debido a la escasez de recursos y al incontenible crecimiento de nuestra población
Es por ello que cuando se pavimenta una calle, todos sentimos de alguna forma que el progreso ha llegado y que todo de alguna manera mejorará. Tal fue el caso de la calle Heriberto Jara la cual divide a las colonias Tepeyac y la Cinco de Mayo nueva. Esta calle, como muchas de nuestra ciudad carecía de pavimento y ha sido hasta aproximadamente dos años y fracción que fue urbanizada. En ella se localizan varias instituciones importantes , a saber; La escuela primaria “Vicente Guerrero” y el asilo de ancianos “Rafael Suárez Ruíz”, los cuales tienen muchos años funcionando a pesar de las tristes condiciones que presentaba la calle en temporada de lluvias. También le da acceso a la Unidad Deportiva que se construyera en tiempos de Doña Eva Izaguirre. De igual manera ha servido de paso a quienes han asistido al Conalep y al más recientemente establecido Instituto Tecnológico Regional de Poza Rica, ambas instituciones de gran número y calidad de educandos y docentes.
A raíz de la inundación de 1999 y de los programas de vivienda que se realizaron con la idea de reubicar a los damnificados por el citado meteoro ( que merecerán un comentario aparte en otra ocasión) en el ex–ejido “arroyo del maíz”, es que se decidió la pavimentación de la calle Jara, merced a la necesidad de dar acceso a los nuevos desarrollos urbanísticos. Esta decisión tuvo la virtud de crear una nueva circulación paralela al Boulevard Ruiz Cortines, enlazando la calle Papantla de las colonias Ávila Camacho y La Ceiba generando un cinturón que benefició la comunicación y alivió en parte la necesidad de calles eficientes en nuestro sufrido sistema vial.
Como a veces sucede, el progreso trae aparejados sus costos, que no económicos , pues tuvimos la suerte de que por ser una obra de apoyo al programa emergente de vivienda, no nos cobraron ni un centavo. ¡Que suerte!.
A partir de su inauguración, nuestra vida cambió. Se localizó una planta dosificadora de concreto perteneciente a la empresa “Grupo Herrera” a unos cuantos metros de la Primaria “Vicente Guerrero” frente a la cual circulan grandes trompos transportadores de concreto, grandes camiones de volteo para acercar materiales pétreos así como grandes depósitos de cemento para abastecer a la fábrica de concreto. Todos circulan a altas velocidades, ¿Tal vez por la urgencia de que el concreto no fragüe en el interior de las ollas?
De igual manera, en algún espacio sobre la calle, se localizó un “encierro” (depósito, pensión) de autobuses de la línea “Coordinados”los cuales a partir de las 4.30 a.m. inician su periplo, probando sus poderosas máquinas en la otrora engravada pero tranquila calle Jara, ahora convertida en pista de despegue de éstos modernos Carontes. Súmele a todo ello a todos los adolescentes ansiosos que durante el día y noche prueban el acelerador del auto de papi en esas magníficas rectas, casi hechas para pruebas de velocidad.
En ésta calle nació y creció “Canelo”, un perro multirraza de corto pelaje, color camello, de grandes ojos claros, el cual debido a algún antepasado europeo, lucía una talla especial lo cual le hacía ser respetado en su mundo perruno. Como otras mascotas, vivió suelto, en libertad de transitar por la calle donde vivió. Sus dueños, vecinos amables y apreciados, le colocaron un collar que indicaba que no era un animal callejero y que lógicamente era objeto del cariño y atención que se le puede tener a la mascota que casi todos tenemos en casa .
La semana pasada, a plena luz del día ,un camión de volteo arrolló a “Canelo” partiéndole la columna vertebral .El pobre animal aulló hasta morir. Sus dueños y vecinos lo arrastraron hasta la banqueta en donde , impresionados, otros perros se acercaban entre los asustados vecinos a tratar de ayudar al noble can, el cual terminó sus días con sus claros ojos abiertos mirando al infinito.
De regreso a su base, el barbaján patilludo que tripulaba el camión de volteo nos regaló una mueca–sonrisa de suficiencia sabiéndose dueño de la impunidad y de nuestra impotencia ciudadana. Nos volteamos a ver a los ojos y nos preguntamos temerosos :
¿quién será el próximo que acompañe a “Canelo”?
|