Los Raza.
4. Una avería fatal en la nave Ket-Ya.
Después de llevar cinco mil años luz recorridos, la nave nodriza Ket-Ya una de las más potentes y de mayor capacidad, empezaba a dar problemas.
Lobius ordenó parar todas las naves y estudiar el incidente con más detenimiento.
El problema estaba en los motores, los cuales no procesaban correctamente el Soelio, de forma que no podían con la magnitud de fuerza que requería el mover todo el peso de la nave.
En medio de la nada, detenidas en aquel oscuro y frío cosmos, las naves en estado stand-by no podían consumir demasiada energía, pues los motores no la procesaban estando parados.
Lobius comprobó los planetas a los que podían acudir para solicitar estancia durante la reparación.
La nave Ket-Ya no podía haberse averiado en peor lugar.
De los cinco planetas que había en aquel cuadrante, solo dos eran posibles para una estancia del pueblo Raza.
Los tres restantes eran planetas "congelados", no ofrecían ni oxigeno, ni posibilidades de supervivencia a ninguna especie parecida a los Raza.
El pueblo Raza no era muy sociable que dijésemos, aquellos dos planetas, al igual que el resto de muchas otras comunidades lo sabían.
Lobius debía de idear una fórmula lo suficientemente convincente para hacer que alguno de los pueblos que vivían en aquellos planetas, les permitieran la estancia en los mismos.
La central de comunicaciones de la nave de Lobius abrió el canal SOS para comunicar con alguno de los mundos.
Desde uno de ellos llegó la voz, Lobius con un desdén de humildad solicito que se les permitieran la estancia por cuestiones técnicas.
Después de verificar la gravedad del motivo, el planeta Daignes concedió a los Raza la estancia para su reparación con algunas condiciones, las cuales fueron aceptadas por Lobius, pues no tenía más opción.
Las condiciones eran muy simples:
a. No debían acercarse a ninguna de las poblaciones cercanas a donde se les ubicara.
b. La ubicación se haría en una zona desértica en el oasis Dékara.
Una vez que todos los pasos fueron concluidos, se dio luz verde al acceso de las naves nodriza, las cuales, fueron entrando en la atmósfera de Daignes en grupos reducidos, siendo vigiladas por los pequeños navíos de control que salieron a su encuentro.
Escrito por Carlos Them
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