A Y.A.S.C.
Te lo advierto,
Es así de sencillo,
No quiero tu pasado.
No me hables de un ayer
Que no habité.
Dime mujer, qué sentido tiene
Cargar cruces que no hemos tallado;
Para qué purgar penas mal habidas, sin sentido,
Burdas cicatrices que no hemos hecho en nuestros cuerpos.
Con qué objetivo, pregunto,
Rasguñar la alegría si podemos ser felices.
Intentemos, en lugar de eso
Empezar de cero, decir adiós
Y darnos la bienvenida.
Prefiero entonces, querida,
Esas promesas torpes que hacen tus caderas,
Las tonterías cursis que se me escapan a ratos
Y los mordiscos de tu mirada al amanecer.
Prefiero, de ser posible,
Amarrarme a tu cama o dormir entre tus senos;
Sería mejor, créeme,
No atornillarnos a este presente cojo,
Caminemos, que adelante se está mejor.
Prefiero, escúchame amada,
Ser labrador, jornalero de tu carne.
Mártir de la voracidad de tu piel,
Hacedor de telarañas dulces;
Si me aceptas,
Con todo y lo que no puedo ofrecerte.
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