Desde siempre esperando el saber
Cómo tu rostro, como tu pelo
Cómo el calor de tu abrazo
Tú voz, incógnita, desconocida
Cómo me nombrarás si me nombras
Cómo sabré si estoy en tu alma
Después de veinte Momentos y una taza de café
En la vieja estación, que aún te recuerda
Abordo el tren que me transporta
A través de paisajes ya conjeturados
Sobre oxidados rieles ya sobrellevados,
He decidido que es tiempo que me encuentres
Prometo que no habrá regaños
Solo anhelo tomar tus manos
Acunar entre ellas mis mejillas
Deseo mirarme en tus ojos
Olvidar el resto del mundo
Y decirte muy bajito, papa.
Texto agregado el 18-08-2009, y leído por 206
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