Tan oscuro y siniestro. Tan frágil y enferma. Es una sensación perversa que se manifiesta en una carcajada. Abre la boca, escupe sonidos soberbios de alegría superficial. El placer de denigrar, de aprovecharse de la desnudez, de someter la necesidad de satisfacer. Tan tranquila su mirada asesina, tan violentos sus golpes de realidad. Contra el piso, la pared, casi como si pudiese contra el techo manipular su inconsciente, aprovecharse de su amor por el martirio. La sugestión con odio en sus labios, sensación de poder ilimitado, dueño de su piel, de sus moretones acumulados en su mirada vacía y desecha. la de él, repleta de satisfacción. Llueve en la oscuridad de su prisión, encadenada sugestiona maldad, desata deseos incontrolables de furia, impulsos pre-meditados.
Tan oscuro y siniestro, tan frágil y enferma. Se encuentran hoy por el amor al odio mutuo que derrama placer en el clímax del tormento. Todo se resume en su piel mutilada, en el extasis que le sugiere la sangre que inunda la habitación a prueba de sonidos. La carcajada no se escucha, ni los gritos agudos de auxilio. Nadie sabe de la existencia de esta paradoja, que reúne hoy, en esta pieza, a estas almas corroídas por el masoquismo de su existencia.
|