Entre las paredes de la
imaginación devastada, las
vísceras sangrantes que descuelgan
de tu boca enhiesta,
entre el silencio mesopotámico
y monocorde de las
manos palmípedas,
de los dedos que cicatrizan las
operaciones que durante
miles de años se realizaron
en el vientre eterno de
la humanidad,
aún recoges muertos para
experimentos inmorales,
aún lengueteas el piso,
la pared, en busca de sangre o
de bebés condensados a luz
ultravioleta...
... Y yo que me casé contigo
parí víboras para
que hicieras realidad tus sueños
de vástagos muertos.
Texto agregado el 17-08-2009, y leído por 114
visitantes. (0 votos)
Lectores Opinan
18-08-2009
Falta ritmo. Mork
17-08-2009
Imágenes intensas. fulana
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