Es mi primer vuelo. La máquina despega y pronto se comienza a sentir un vértigo muy visceral al no tener uno los pies sobre la tierra. Ya estamos a cierta altura y contemplo fascinado como las casas se van sucediendo, los árboles, la gente, un señor calvo sentado en un banco, es magistral.
Más allá una iglesia, traeré recados de Dios, si señor, en las alturas todo es posible, casas, árboles, el señor sentado en el banco, se ve concentrado el hombre, mi corazón bulle, siento deseos de gritar de alegría, es maravilloso volar.
Casas, árboles, los mismos con sus copas idénticas, el mundo es un pañuelo, todos se parecen a todos, ¿o no, señor calvo, tan ensimismado en quizás que cosa?
Cinco minutos de vuelo, todo se apacigua y nos disponemos a aterrizar. ¡¡Maravillosa experiencia esta de subir a las sillitas voladoras!!
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