Amor… hmm suena raro.
A – M – O – R. No, no lo consigo, falta algo, no suena bien.
¿Qué tiene de especial? ¿Por qué estas cuatro letras dicen que son las que mueven el mundo? Porque el amor es lo que tiene, que es capaz de despertar en nosotros las sensaciones más bonitas e increíbles aunque al mismo tiempo puede sumergirte en el más profundo de los abismos… ¿Pero tú sabes lo qué es? ¿Te gustaría que te contase un secreto? El secreto del amor…
¿Qué es el amor? Es eso que todos y nadie saben. ¿Que por qué lo digo? Porque lo sé. Porque todos podríamos sentir ese cúmulo de miradas, pasiones, caricias, temores, sonrisas, brillos en los ojos y nadie lo hace. ¿Que por qué otra vez? Porque es mas cómodo ser un borrego de amor, aquellos que se jactan de saber todo, de tener para todos y de no ser honestos porque en realidad ni aunque se pusieran de puntillas podrían llegar a tocar un ápice al amor.
El amor es relatividad. Sí...todo es tan, tan es todo, todo es tan relativo como que tú y yo estamos aquí. Yo pertenezco a los que esos borregos llaman fríos, a los que acusan de no saber querer cuando en realidad somos los que más queremos. No tienen ni idea, nosotros aunque nos tachen de fríos somos consecuentes y guardamos el calor verdadero para alguien que no sabemos ni con qué cara ni con que nombre vendrá tarde o temprano. Quizás te tenga en frente mía, quizás sean solo imaginaciones, quizás no seas esa persona que busco, tu eres un borrego que no quiere aprender lo que es el amor, ambos sabemos que es más fácil ser así, dándole calor a todos y a nadie al mismo tiempo. No te das cuenta de que te destruyes y me destruyes a mí, porque me haces pensar que guardas un mínimo, una pequeña parte para mí y no es así. ¿Que por qué otra vez? Porque eres el perfecto maestro, aquel que da todo para todas y eso no es así. Estas orgulloso de serlo, de que ellos vayan por ahí vitoreándote y ellas se mueran por tus huesos mientras tú les dices "tranquilas nenas, tengo para todas"
Y mientras te he ido desnudando mis pensamientos, tu cara ha ido cambiando, a veces riendo segura, otras veces paralizada por las verdades que duelen, y al acabar solo se te ocurre decir:
- El perfecto maestro…
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