Un Espejismo.
Empezaba a amanecer, la luz entrando por la ventana iluminó la silueta de una mujer levantándose del piso, entre la cama y la pared, un hilo de sangre salía por su nariz, sus brazos amoratados y el llanto inundando sus ojos, apenas si se sentó en la cama, cuando un hombre se abalanzó sobre de ella, jaló su cabello, y con voz fuerte grito en su cara -¡ no vuelves a salir sin mi permiso!, escuchaste?, tu eres mía!!. dicho esto la aventó sobre la cama, y salió dando un portazo, detrás de la puerta solo se escuchaba la música y un gran alboroto, la mujer soltó en llanto, con un grito desgarrador, que se ahogaba en el alboroto, nadie, solo ella podía escucharse, el fuerte olor a alcohol inundaba la habitación, así el llanto la fue arrullando hasta que en su sueño vio la imagen de sus hijos en el parque, 2 lindas niñas, y un pre-adolecente, en realidad era el recuerdo de un día anterior, ella se había escabullido de la casa donde vivía con un señor que le doblaba la edad, él era dueño de la cantina, en el traspatio de esta tenían una habitación donde casi siempre terminaban durmiendo, sin embargo, una noche atras, después que terminó la pelea de gallos en el palenque, se fueron a dormir a la casa, estaba situada más al norte de la cantina, él había tomado más de la cuenta, se quedo profundamente dormido, entonces ella aprovechó para salirse, tomó dinero de su pantalón y paró un carro de sitio, el camino le pareció tan largo, pero por fin estaba afuera de la escuela de sus hijos, rápidamente se bajó e invento una escusa ante la directora para llevárselos, la puerta de la dirección se abrió, los niños con asombro y gusto reflejado en su rostro, corrieron hacía ella, salieron abrazados con ella hasta el carro que aguardaba, el gusto fue tal que no hubo preguntas, se concretaron a ir a almorzar a un restaurant, sus hijos no dejaban de platicarle, cuantas cosas habían sucedido desde que ella no estaba, la llenaron de besos, tocaban su cara, y ella reflejaba un amor infinito, las niñas corrieron a los juegos, el niño se quedo con ella, la empezó a interrogar, donde había estado estos meses, ella no sabía que contestar, la verdad era que hacía solo unos meses, los había abandonado por irse a vivir con ese señor.
El tiempo se fue rápido, la despedida fue difícil, llanto e impotencia ahora llenaban las caritas dulces, y ella llorando prometía volver, los dejó en la esquina de la casa de su abuela, quien alarmada ya los buscaba en compañía de su hijo, el papá de los niños. |