Delirio
Manos, codos, pies, ojos, trozos de seres humanos,
Mi rostro pegado al frío y húmedo vidrio de aquel monstruo de hoy,
En su vientre soy una más del gigantesco engullido
De aquella mañana de Agosto.
Sonidos subterráneos, luces que avanzan, maletines, bolsos, carteras,
Libros, computadores y mp4 para olvidar, para no estar, para enajenarse
O simplemente con la mirada perdida en algún punto de la mente.
Nueva estación, otra engullida masa de seres vivientes ingresan a un sucio vagón,
Caras tristes, indiferentes, ojos apagados, señales de vivos muertos
Caminando hoy, por esta estación del tiempo
Me aterra el sin sentido y me espanta este presente,
Me pierdo por el ojo del monstruo buscando las montañas,
Apenas las diviso desde el lugar donde me encuentro,
Un brazo se levanta, un señor me arrastra,
Me alejo de mi evasión, mi refugio en las montañas.
El monstruo continua su loca carrera de engullidos cada tres o cuatro minutos,
Todos los ojos manos y pies, entran en aquel feroz engullido,
Esperan impacientes el momento en que puedan ser vomitados,
En una dantesca explosión de trozos humanos cuando sus fauces se abren
Para ser devorados nuevamente por edificios, ascensores, oficinas, centros de compras, sin pensar, sin hablar, algunos gruñen de vez en cuando, pero continúan cual ovejas su gregario destino.
Respiro fuerte, estoy bañada en sudor, huelo a leña, me incorporo en mi lecho, observo la suave y amena charla entre la chimenea y las gotas de lluvia sobre el tejado, sonrío, estoy de regreso a la vida, sur, vientos, bosques de hualles, lagos, volcanes aun me queda tiempo para SER.
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