(agradezco a los compañeros todos sus comentarios a mis anteriores textos)
Manuela coge con sus manos el sartén embadurnado en aceite. Enciende la cocina y lo aterriza sin cuidado sobre la brillante corona de llamas. Luego espera, lo siente crujir. Entonces va por los cebollinos y los sumerge en el óleo caliente. Adiciona pimientos y hierbas.
El niño la observa. Ella le pide que se aleje de la llama.
Pero el niño es pequeño y curioso. Descubre junto a la mesada de mármol veteado un enorme pescado. Se sorprende. Tiene los ojos saltados. Se conmueve. Está a punto de acariciarlo cuando ve aparecer ante sus ojos la mano de Manuela que rápidamente levanta el pescado y lo coloca en el sartén.
-Noooo! Nooooo! – grita el niño, viendo humear el pez –
Las lágrimas corren por sus mejillas.
Texto agregado el 15-08-2009, y leído por 257
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Lectores Opinan
07-10-2009
Estrellarse de cara contra la realidad siempre causa dolor. Muy buen relato. ***** walker
12-09-2009
Pobrecitoooo jajajajja a mi también me conmovían los pececitos :) pero ahora simplemente al decir cebollinos y pescado pues me entró el hambre... :/ la_valkiria