Hoy me desperté con un pensamiento un tanto extraño, muchas vueltas dio en mí cabeza. Creo que entre sueños comenzó el deseo de indagar y averiguar por fin si la divinidad es posible, ¿es efímera o fugaz? Desde hace harto, hartísimo tiempo, vengo escuchando de seres divinos o unos otros opuestos, Ángeles, santos, iluminados, demonios, Ángeles rebeldes o caídos, de seres ajenos a este planeta; -sí hasta jugadores y equipos de fútbol hay, -bueno eso dice una gran parte del vulgo que profesa ese culto “llamado afición por unos”. Hasta las vacas son sagradas según la cultura o corriente espiritual hindú, aunque aquí en mi país México uno que otro buey es considerado santo, que decir divino, -por razones obvias no comentaré en que ambiente se desempeñan o cuál es el medio en el que se desenvuelven para evitar herir susceptibilidades dentro de los mandatarios y políticos.-
Divinidad siempre lo he relacionado bajo el concepto y connotación que se refiere a una deidad, o para algún ser que crea milagros o superior. Lo he escuchado, que decir leído; como adjetivo calificativo, personal e impersonal, como sustantivo propio o común. Por ejemplo respecto a un individuo, que si es divina su manera de conducirse o comportarse, que se viste divino y su porte es casi el de un ser un tanto supremo. Pero también lo he soñado referente a cosas como: esa casa habitación es o está divina, ese súper auto deportivo es divino, a los amantes del licor o vino les he oído comentar acerca de un bouquet divino; dentro del argot de los gustosos por el buen y fino gourmet se usa a mares el termino tan mencionado. Pero juro que referente a astros o constelaciones casi no. Creo que ni los griegos usaron el término de divinidad señalando a un astro, -que decir a la luna.-
Sí, se dice que es esplendorosa, primorosa, majestuosa, fulgurante, mágica, hechicera y demás calificativos, sólo a los habitantes del olimpo se les catalogaba divinos; y a lo más que se acercaban los astros a esa terminología, rango, grado, etc. Es que era la forma en que plasmaban los seres superiores sus acontecimientos. Así mediante ellos relataban sus historias colgándoles en el cielo. Es una novela infinita, mágica, es literatura cósmica, mas no son divinos los astros; majestuosos si, no lo niego, y creo que el mismo cielo se extiende hasta el fondo de nosotros mismos y lo que llamamos alma, vida, esencia, corazón y alegría es una extensión y un pedacito de él. Pero tú, amiga luna das más que magia, regalas divinidad; ¿o es un acuerdo ancestral secreto, místico, algo sobrenatural? Tú obsequias esa divinidad astro centinela nocturnal, a nosotros los poetas, y al igual que vos amantes del amor, del idilio, de las palabras bellas, del sentimiento, del placer entre arrumacos; en tus rayos resplandecientes, frunces luminosos, tú haces divina a la escritura porque así es tu sentir, en ti la inspiración es sublime, “un grado más allá”, a la luna el poeta la hace divina y viceversa. Gracias por existir, por entregarte de esa manera bajo tus encantos, haciendo de la unión algo perceptible para los humanos, y en nuestra complicidad con ella nació “la poesía”; con textos épicos, mágicos, magistrales, pero sobre todo... Divinos.
Gracias por entregarme tu amistad divina, y por hacer divino el arte, pues sólo los dioses gozan de ese calificativo y ese privilegio, ellos plasmaron con estrellas en el cielo su literatura, con sus aventuras, sus fábulas y cuentos; pero se olvidaron de ti, y tú acogiste a la poesía como incondicional compañera, ella acepto encantada. Nosotros los poetas plasmamos con tinta sobre papel, en el teclado y monitor nuestro sentir, tú susurras con voz de hilo de plata, nos dictas poesía, en ella te entregas, mi divina compañía…
Luna--divina--poesía
la divinidad nos absuelve
y tu poesía nos redime a nosotros…
a estos mortales seres
que sólo contemplamos
a la divina luna
plasmada en la poesía
Alejandro Ornelas
Alpha y Omega.
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