Siempre pensó que era el REY, tenía todo bajo control, todos eran como fichas de ajedrez, pensaba siempre él, que vida más fácil, control, dinero, poder. Solo con una simple llamada a través de su telefono personal y costoso relajado con una taza de café o te en su sillón preferido ‘el blanco’ podía controlar a todos los peones que con él trabajaban. Las torres siempre seguían sus instrucciones correctamente sin desviarse de ese camino recto, por el contrario con los caballos podría hacer varias jugadas y saltos, lo que le permitía esquivar muchos problemas como siempre... y que decir de su amada reina, bueno en este caso sus variadas reinas, una no le bastaba puesto a que como era rey tenía que llevar un status en la sociedad, eso jamás podía perderse, estaba fuertemente comprometida con una pero un accidente desastroso termino con su vida, amaba a su segunda esposa, era bastante especial, transparente y la más inteligente de todas, se alejó de él desde que se enteró de la estrategia utilizada para ganar en su vida de ajedrez, la tercera era una estupida y que decir de la cuarta una acomodada con un alto puesto, superficial y malebola, con una mentalidad tan ambiciosa que superaba al rey en toda su totalidad, a decir verdad el rey siempre fue un poco tonto, para él todos eran buenos, peones de admirar y recompesar, es triste si se remontaba a su vida de atrás como con esfuerzo pudo llegar hacer rey, construyó su reinado con una gran cantidad de torres, peones, caballos y reinas pero de todo ese grupo que le ayudaba acomodar su vida no servía ninguno. Mientras el conocía otros reyes y hacia altas negociaciones, todo su ejercito hiba controlando el reinado a su antojo aunque él siempre pensó que lo tenía a todos bajo sus manos... el rey resolvía hasta los más grandes conflictos de las familias y animales de sus peones descuidando siempre sus deberes más importante pero su corazón era demasiado bueno y generoso por lo que no le importaba hacerlo pensando que su gran ejercito siempre estaría con él. Los años comenzarón a transcurrir y día tras día se encontraba envuelto en problemas. Llegó el tiempo de comenzar a utilizar sus riquezas para sus deudas pero ya su telefono no le servían para desde su sillón dar instrucciones como estaba acostumbrado, se dirigió entonces a todos sus peones pero ya era demasiado tarde todos habían huido y robado la mayor parte de sus riquezas. Los otros reyes le atacaban pero él siempre mantenía la tranquilidad y cordura, al final su reinado quedó totalmente devastado los peones dieron más de un paso, las torres doblaron ese camino recto del cual no salían, los caballos saltaron mas que nunca, rompiendo todas las puertas y cadenas del reino y que decir de la malebola reina, se quedó con él, si, pero solo para reprocharle y construir un reinado propio donde él sería el principal peón, bueno aunque no todo fue tan malo para él, hubo una pequeña peoncita que siempre lo acompañó, su vida cambio y ella siempre se mantuvo a su lado... la peoncita comenzó a caminar más y más y estableció un lazo familiar... el rey estaba cegado con su trabajo, meses despues se enteró de que esa peoncita tierna, dulce y responsable era la más mala de todas y que durante su antiguo reino se quedaba con altas piezas valiosas del reino y se lo achacaba a los demás peones. El rey se quedó triste y desfraudado y hoy ese rey sigue con su reino totalmente destruido y cada vez que comienza a reconstruirlo nuevamente sus antiguos peones le arrojan piedras y vuelve a derrumbarse.
[La vida es como un juego de ajedrez, hay que saber cada uno de los movimientos de los peones, torres, caballos y reinas para poder saber verdaderamente como debemos de movernos]
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