Ciertamente es muy fácil dejar las cosas y las personas en el olvido, cuando en realidad los sentimientos por estos no han sido lo que en realidad creíamos, cuando nunca existieron o cuando solo estaban a flor de piel o lo que es peor solo se fingían.
Mas sin embargo cuándo han estado enraizados en el alma, no se necesitan subterfugios para explicarlos, para acariciar esos recuerdos que atesoramos en nuestras almas y que sin importar cuan amargos sean, sentir muy de vez en cuando la sensación de repetir su nombre y el agridulce sabor que nos deja ese recordar. Tener la capacidad de revivir cada pasó dado, cada palabra expresada, cada gesto lejos de sufrir constantemente por dichos recuerdos, nos ayudara a superar los momentos amargos, pues nos pone en capacidad de analizar como en cámara lenta lo que en un primer momento no vimos, es como ver una película por segunda vez, analizas y ves cosas que antes dejaste pasar y seguramente terminaras reconociendo y aceptando lo que desde ante sabias, si no es para ti solo pasara fugazmente por tu vida y te a dejado cosas profundas y experiencias nuevas en ella, nunca una perdida total. Tendrás la capacidad de detenerte mirar atrás y dar las gracias mil y una vez por la enseñanza dejada en tu vida. Gracias, mil gracias a Dios, a la vida y a ti. Adiós y hasta siempre pues la amistad se mantendrá constante.