Cargada de ironía, una letra estalla en mil palabras. Comunica un manifiesto de lo que implora ser. Un texto que dilucida de a poco en su extensión, sus condiciones y sus proyectos. Cada letra que ensucia la hoja, cada palabra que derruye un idioma, cada hoja de un cuaderno eterno que confluye en un lugar sin tiempo.
Batallan las frases por lograr la mayor extensión y ser como aquel capitulo interminable de una novela cuyo final curiosamente equivale a una mitad.
Comas que comen, llamadas que comentan y en la comisura de una hoja perdida, aparece un retazo de idea que anhela sacrificarse para poder concretar al fin su existencia.
Dialéctica del autor y el lector que construyen juntos mil y un significados del texto.
El verbo se conjuga en una miríada de acciones que juegan y se escabullen entre los renglones.
Un coma, un silencio.
Un silencio, una sugerencia.
Una sugerencia, y la manifestación de un imaginario dialogo dos.
El sustantivo que se escandaliza por la imprevista acción de un adjetivo que clama por copularse con todo verbo que se cruce en su camino.
Un texto que se construye a si mismo.


AZM
MMIX