Sentado en el vacío sobre una silla de tres patas que rompe el balance y crea un equilibrio que se refleja de una manera distinta, me asomo a una ventana y veo un mundo diferente al que pertenezco. Veo un cielo azul, luego mustio, para ser sonrosado, y al fin violáceo, para ser oscuro y volver a ser una luz tenue , que reverbera y me deja ver a aquella mujer vestida de negro que trata, baila diciendo palabras que no pude entender en aquel momento, palabras que de alguna forma me hicieron sentir que pertenecía a aquello. Comprendí cada movimiento delicado, sutil y belicoso; la veía suavemente caer y luego ponerse de puntillas para alcanzar el cielo, perderse otra vez con el viento y con la gama de colores verdes bruñidos de memorias agridulces de prados extensamente interminables. Ahora, me encuentro de frente con aquella mujer y no solamente somos nosotros, ventanas, puertas, callejones, caminos cerrados se abren, llegan otros hombres, escuchan aquellas palabras incomprensibles y ven a la mujer bailar. ¿Quién es aquella mujer? es lo que nos preguntamos al verla bailar. Tuvo nombres diferentes y presencias diferentes, sólo un bosquejo de quien fue es lo que es ahora y la vemos bailar, cada uno con una danza diferente. Cerramos los ojos pensando en ella y pensamos que es todo cuestión de esencias y presencias. Para luego saber que
Sólo cae, cae, cae, y deja de caer sobre un sueño profundo, inhóspito por otros que no seamos nosotros.
Sólo cae, cae y deja de caer, es aquella mujer vestida, esta vez de blanco, quien nos sostiene, es ella quien con el crepúsculo su vestimenta perdía color, y nos guió a una habitación, sin la intervención reguladora de la razón en la cuál el pensamiento son aquellos muros que rodean el marco de una ventana entreabierta. Fue ella quien nos sentó sobre aquella silla coja, y fue ella quien extendió nuestro mundo a través de la ventana donde vimos aquella mujer vestida de negro que decía con aquella voz nuestra, prestando palabras dichas de nuestro pasado, aquello que queríamos escuchar, contándome una historia acerca de un hombre que cerro los ojos frente a una ventana, y empezó a soñar en un instante donde veía a una mujer vestida de negro girar con el viento y bailar frente al umbral.
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