Sanabra: El Juego de la Pasión.
2. El casino de Sanabra.
Xania, preciosa y sensual, elegante en sus movimientos y forma de vestir, entró por la puerta del recinto de juegos.
Se dirigió a una de las mesas de éste y se sentó en una de la sillas vacias que se encontraban alrededor de la misma.
Depositó sus fichas sobre el tablero y comenzó a apostar en el rombo de color rojo.
Los hombres que estaban jugando en esa misma mesa, no paraban de mirarla junto a la jugada en la que habían echo su apuesta.
Xania, los observaba a todos, uno por uno, se mojaba sus labios y los miraba con deseo.
De pronto, apareció un hombre que hizo a Xania, abrir sus ojos y bajarlos después, para volver a subirlos y seguirlo por el lujoso salón.
Xania ya no miraba a los hombres de la mesa donde estaba sentada.
Se levantó de la misma cuando terminó su apuesta y comenzó a buscar a aquél hombre.
Allí estaba, de pie junto a la barra de bar, con un vaso en una mano, la otra en el bolsillo de su pantalón, su mirada perdida en algún lugar de la sala.
Xania, se aproximó a la zona dónde se encontraba éste.
Pidió al camarero una consumición, dejandose notar, tratando de atraer la mirada del hombre en cuestión.
Por fin el hombre volvió sus ojos hacía Xania.
Esta, sin bajar los suyos, los enfiló con decisión hacía él.
Esa mirada entre ambos, fué el punto de inicio de un acercamiento del hombre hacía Xania, quién esperaba impaciente la proximidad de éste.
El hombre, invitó a pagar la consumición de Xania, ésta aceptando estrecho su mano y preguntó su nombre.
"Alvrin, me llamo Alvrin", dijo el hombre.
"El mio es Xania", encantada Alvrin y gracias por ese detalle de pagar mi consumición.
El hombre sonrió, su ojos de color azul, miraban hipnotizados la belleza de Xania, una belleza que relucía sobre el resto de mujeres del Casino de Sanabra aquella noche.
Xania dijo: "Bien, ya que has pagado mi consumición, te invito a un paseo por la ciudad y a mi casa después".
El hombre se la quedó mirando.
Preguntó: "¿ A tu casa después ?. Y continuó: "Verás lo del paseo me parece bien, hace una expléndida noche para dar una vuelta, pero el resto, no se ,,, en fin. Se oyen ultimamente, muchas cosas sobre las mujeres y la Nafia en esta ciudad".
"Bueno, no estás obligado sino quieres, iré con otra persona a mi casa esta noche. Gracias y hasta otra, Alvrin". dijo sonriendo Xania,
"Espera, solo dije que escuché un rumor, no que no fuera contigo a tu casa. No pareces de esa clase de mujeres". Contestó con rapidez Alvrin.
"¿ A no ?, y cual es el tipo de mujeres, que según tú, usarían la Nafia con un hombre ?, dime Alvrin". Preguntó Xania, tocándose el pelo con una leve provocación.
"Pues, no sé, esas que parecen mujeres libertinas, ya sabes, prostitutas de altos vuelos". Contestó algo apurado Alvrin.
"Jajaja, me gustó tu forma de decirlo. ¿ Tu me ves como una prostituta de altos vuelos ?". Preguntó con cierta gracia Xania.
"No claro que no, tú eres un ángel de la noche", Dijo Alvrin.
"Ten cuidado con los ángeles, Alvrin. A veces son otra cosa envueltos en sus blancas alas". Respondió Xania.
"¿ Que has querido decir con eso ?". inquirió Alvrin con cierta cara de duda.
"Nada querido, nada, vamonos". Dijo Xania con un aire de complicidad.
Escrito por Carlos Them.
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